MADRID, 11 Jul. (Por Eloisa Molina, coordinadora de comunicación de World Vision) -
En la actualidad, hay alrededor de 650 millones de esposas que han contraído matrimonio siendo niñas viviendo en todas las regiones del planeta. Cada año, 12 millones de niñas se casan antes de cumplir los 18 años; eso son 22 niñas cada minuto. 22 niñas que ven como sus derechos les son arrebatados.
El matrimonio infantil es una violación fundamental de los Derechos Humanos que afecta gravemente a la comunidad internacional. En países como Afganistán, Bangladesh, Senegal y Uganda, donde el matrimonio infantil es prevalente, la ONG World Vision ha implementado programas específicos para luchar contra el matrimonio infantil abordando las causas subyacentes de este.
No debemos olvidar que el matrimonio infantil es el producto de una vida sin opciones ni oportunidades, donde la mejor solución que ven las familias y las niñas es concertar un matrimonio que las proteja del hambre, mendicidad, abusos o explotación. Sin embargo, son precisamente las consecuencias de estos matrimonios en la salud física y mental de la infancia las que son desconocidas y no se tienen en cuenta a la hora de tomar esta decisión.
¿Cómo se consigue el cambio? Los programas tienen que basarse en la sensibilización, la información y el conocimiento. Se llevan a cabo mediante la involucración de las comunidades locales para conseguir cambios consistentes, profundos y duraderos.
Estrategias como la participación de los líderes religiosos en los programas tanto en su concepción como en su aplicación, o formulando programas específicos para la concienciación de niños y hombres contra el matrimonio infantil.
El proyecto SAGE DREAMS en Uganda, cuyo objetivo es reducir la violencia y mejorar las normas positivas de género en el hogar, la escuela y la comunidad así como empoderar a las adolescentes, o el proyecto NOBO Jatra en Bangladesh, que adopta una respuesta multisectorial para mejorar el acceso de las niñas a una educación de calidad y aptitudes para la vida, son ejemplos de programas exitosos que se centran en las causas del matrimonio infantil para su erradicación desde la base.
VIDAS COMO LAS DE KHATENA Y SHABITRI
El éxito de estos programas se puede ver en la vida de las jóvenes y niñas como Khatena de 9 años, Afganistán, cuyo matrimonio con un hombre mayor debido a las necesidades económicas de su familia fue evitado gracias a la labor de un líder local que había atendido a los talleres de World Vision contra el matrimonio infantil.
Como parte del programa multisectorial de Nobo Jatra, la capacitación empresarial de los padres y la prestación de microcréditos permitió a Shabitri de Bangladesh, que se había casado cuando tenía 11 años, abrir dos pequeños negocios. Esto permitió que sus hijas pudieran permanecer en la escuela y así no seguir el futuro de su madre y casarse prematuramente.
Son este tipo de proyectos y estrategias las que están demostrando obtener un impacto transversal en la lucha contra el matrimonio infantil. World Vision considera esenciales y exitosas prácticas tal y como; empoderar a las mujeres y las niñas como figuras decisoras clave y los agentes de cambio logran resultados duraderos, la participación de líderes comunitarios y religiosos locales es fundamental para el cambio de normas sociales y culturales a largo plazo, la participación de hombres y niños proporciona estructuras de apoyo a nivel comunitario y familiar para que las niñas digan "no" al matrimonio infantil,
brindar educación ofrece vías alternativas y mayores oportunidades para las niñas en riesgo de matrimonio infantil y los mecanismos de responsabilidad social dirigidos por la comunidad son vitales para poner fin de manera efectiva a esta práctica.
"El proyecto SAGE DREAMS me ha guiado y me ha empoderado para permanecer en la
escuela. Si no estuvieran allí, ahora mismo estaría casada", nos cuenta Verónica,
beneficiaria del programa SAGE DREAM en Uganda.
EFECTOS DE LA PANDEMIA
El matrimonio infantil es una forma injusta de violencia contra la infancia; pone a las niñas en peligro y les impide alcanzar su máximo potencial. La inversión para acabar con el matrimonio infantil tiene un efecto dominó, empoderando a las niñas y mujeres, y construyendo comunidades, sociedades y economías más fuertes.
Se han logrado avances significativos para poner fin al matrimonio infantil en las últimas dos décadas, pero siguen existiendo muchas brechas regionales en el mundo con altas tasas de desigualdad de género, especialmente en contextos frágiles.
El brote de COVID-19 está demostrando ser uno de los mayores desafíos que amenaza con destruir todo el trabajo realizado hasta el momento. El matrimonio infantil y los embarazos adolescentes se ha duplicado durante la pandemia de COVID-19. El último año ha ocasionado el mayor aumento de matrimonios infantiles en 25 años. No podemos permitir que esto ocurra.
Si bien la comunidad internacional puede desempeñar un papel catalizador y de apoyo, es fundamental centrarse en las voces de los niños y los jóvenes. Juntos, podemos convertir nuestras promesas y compromisos en una realidad y mejorar la vida de los más vulnerables del mundo para las próximas generaciones.