NUEVA DELHI, 28 Abr. (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Carolina Jiménez) - "El coche saltó, yo me metí en una casa con el coche empotrado, mi conductor no salió y mis compañeros tampoco. Corrí unos 45 minutos en shock hasta el aeropuerto, vi cabezas, brazos, ríos de sangre y gente muy preocupada, toda la ciudad está en el suelo". Así relata Jonathan Herranz, extremeño de 27 años residente en Barcelona, su experiencia en el terremoto que le tocó vivir el pasado sábado en Katmandú, cuando se dirigía en coche al aeropuerto después de 19 días en Nepal, para continuar en Japón el viaje de seis meses que tenía previsto hacer. "Mi viaje ha terminado ya porque psicológicamente no me encuentro bien", ha relatado a los periodistas en el aeropuerto de Nueva Delhi. Herranz ha llegado a India junto con otros 35 españoles, los primeros en ser evacuados de Katmandú en un vuelo comercial de la aerolínea india Spicejet. Y tras la experiencia brutal del terremoto, ha denunciado que las autoridades nepalíes los han tratado "como a perros". Según ha dicho, adultos y niños han estado "50 horas encerrados en un aeropuerto", sin mantas en una pista incluso bajo la lluvia y con "mucho frío". Sólo tenían prioridad --según ha asegurado-- los indios y los chinos, incluso las autoridades nepalíes "metían presión con escopetas" para poder sacarles del país. En el aeropuerto "cada botella de agua costaba 10 euros" y las autoridades sólo les dejaban abandonar las instalaciones si pagaban un nuevo visado. Por eso y porque la ayuda que ha llegado al aeropuerto no ha empezado a notarla aún la población --dice que a los nepalíes sólo les dieron una botella de agua y un solo día--, Herranz ha cargado duramente contra el Gobierno nepalí, al que ha calificado directamente de "asqueroso": "Es la peor escoria que he visto en mi vida, no recomiendo a nadie que vaya a ese país". En cambio, ha afirmado sentirse "orgulloso" del Gobierno español, que les ha sacado del país, a pesar de que no todo ha sido fácil con las autoridades españolas. "Por lo menos me saca y no intenta robarme como han hecho ellos, que, literalmente, nos han robado", ha dicho. Este extremeño ha sido el único de los turistas que ha querido acercarse a los periodistas a su llegada a Nueva Delhi, donde les ha recibido el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo. La previsión de Exteriores es que las evacuaciones terminen el martes y que todos los españoles que han querido salir de Katmandú viajen a España, bien en el Airbus 310 en el que viajará el ministro, bien en el que fletará la AECID. Los españoles han sido los primeros europeos en salir del país, tras gestiones del Gobierno y el primer ministro indio que Margallo ha agradecido expresamente en declaraciones a la prensa. Junto a los turistas han llegado a Nueva Delhi un guipuzcoano afincado en Nepal desde hace 22 años, Mikel Aingeru, y su esposa Lisa, de nacionalidad nepalí, que llevan dos noches durmiendo "en una campa, con los vecinos", alimentándose como pueden de té, café y galletas. "Colaboramos todos, sacando mantas, algún colchón, esterillas, son horas eternas porque no puedes dormir, estás mal alimentado, cada vez que notas una vibración piensas que puede ser igual de grande, una angustia total", ha rememorado. A Aingeru le pilló el terremoto estando en la agencia de viajes que regenta, situada en el barrio de Tamel y desde la que da servicio a grupos españoles. Este español pudo salir de a un jardín y allí permaneció seis horas hasta que pudo regresar a su casa. Tamel, ha explicado, es el barrio "mochilero por excelencia" y no tiene posibilidades de escape, porque los edificios están muy juntos y apenas entra un taxi. El matrimonio prevé quedarse unos días en la India para superar el shock y regresar a Nepal a ayudar a sus vecinos. En Katmandú sigue habiendo gente sepultada y la ciudad se enfrenta ahora a posibles problemas de desabastecimiento de agua, de petróleo y de alimentos, ha descrito este español.