WASHINGTON 15 Oct. (Reuters/EP) -
Varios altos cargos de Estados Unidos se han sumado a las condenas por el ataque que tuvo lugar el pasado sábado contra un funeral en la capital de Yemen, Saná, en el que habrían muerto al menos 140 personas.
"El ataque contra el funeral fue extremadamente duro de aceptar", ha señalado un alto cargo. "Creemos que ha sido particularmente atroz", ha añadido.
Las bombas cayeron alrededor y sobre el salón funerario donde se celebraba el funeral por el padre del ministro del Interior del autoproclamado gobierno yemení instaurado tras la toma de Saná por las milicias huthis. En el funeral estaban presentes numerosos altos cargos e importantes figuras de Saná.
Los huthis y sus aliados, que controlan Saná, han denunciado que el bombardeo es obra de la coalición internacional liderada por Arabia Saudí y que apoya al Gobierno del presidente Abdo Rabbu Mansur Hadi. La coalición niega cualquier implicación, pero ha señalado que lo investigará.
Otro alto cargo ha asegurado que Washington considera que "no hay en absoluto ninguna justificación" para el ataque, que ha asegurado que está muy lejos de cualquier otra cosa que se haya hecho hasta ahora. "Como resultado, hay un consenso sobre la necesidad de revisar la asistencia que proveemos a la coalición", ha añadido.
El primer alto cargo ha subrayado, además, que entre las víctimas estaban aquellos que eran más abiertos a una reconciliación dentro de Yemen.
"Un gran número de figuras importantes que forman parte del proceso de reconciliación han muerto", ha lamentado. "Es difícil reemplazarlos. Hay gente en una línea más dura en ambas partes del conflicto, por eso se va a echar de menos a esos que están dispuestos a forjar un punto medio y trabajar por el compromiso".
Yemen se encuentra sumido desde hace 19 meses en una cruenta guerra civil que enfrenta a las milicias insurgentes huthis y al Gobierno oficial apoyado por Arabia Saudí, que controla el sur del país. El caos generado ha propiciado el auge de los grupos yihadistas.