MADRID, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -
El portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, John Kirby, ha anunciado este lunes que ningún militar se enfrentará a medidas disciplinarias por el ataque con dron en la capital afgana de Kabul contra un terrorista afgano en el que murieron diez civiles.
La investigación sobre el ataque aéreo, que Kirby califica de "independiente", fue encargada al inspector general de la Fuerza Aérea, el general Sami Said, en la que se determinó que hubo errores de ejecución e interpretación de la información. Este dossier se transmitió a otro general más y al general McKenzie, que ya previamente había iniciado una investigación interna.
Sin embargo, tras las conclusiones, se ha determinado que, en el contexto en el que operaba el Ejército estadounidense, no se pueden repartir responsabilidades personales.
"En el contexto de este ataque en particular, porque perdimos solo unos días después a trece miembros en Abbey Gate y solo unos días antes de nuestra retirada de Afganistán (...) en el contexto de las amenazas reales que enfrentamos, amenazas bastante tangibles por parte de Estado Islámico (...) Aquí no había argumentos lo suficientemente sólidos como para defender una responsabilidad personal", ha explicado Kirby en una rueda de prensa en la que los periodistas han preguntado sobre la responsabilidad del ataque y el ejemplo que podría dar para las familias de las víctimas.
Kirby ha reiterado que si "en cualquier momento en la investigación se hubiera descubierto que hubo un liderazgo deficiente, que hubo negligencia, que hubo una conducta criminal, se habría iniciado otra investigación". Además, ha anunciado que se han hecho una serie de recomendaciones sobre el ataque al secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, para que no vuelva a repetirse el incidente.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, explicó en septiembre que el proceso iba a ser "lo más transparente posible" porque así lo querían tanto Austin como el propio presidente, ya que se buscaba "aprender de lo que ha sucedido". De hecho, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, apoyó "ampliamente" esta decisión y lamentó, a través de la portavoz, que "la pérdida de cualquier vida civil es una tragedia".
El 29 de agosto, apenas dos días después de que una ataque en el aeropuerto de Kabul se cobrase la vida de civiles afganos y trece soldados estadounidenses, el Ejército de Estados Unidos atacó con un dron a un terrorista que viajaba en un vehículo.
En un principio se informó de que no se lamentaban víctimas civiles, sin embargo medios locales y estadounidenses afirmaron que en realidad sí había habido al menos diez civiles muertos, entre ellos niños, como consecuencia del ataque aéreo.