"Nunca antes se había conocido con tanto tiempo una crisis de estas dimensiones", explica la ONG, que pide actuar ya
MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
Etiopía se enfrenta a una "tormenta perfecta" por la grave sequía que arrastra desde hace dos años y los efectos del fenómeno climatológico de 'El Niño', hasta el punto que hay más de 10 millones de personas en riesgo de hambruna, de las que 6 millones son niños, según ha alertado el director de programas internacionales de Save the Children, David del Campo.
En una entrevista concedida a Europa Press, Del Campo ha incidido en que ya de por sí Etiopía es un país con una "situación complicada", especialmente en algunas de zonas, donde la falta de alimentos y de un sistema de salud "mínimo" son una realidad. A ello se ha sumado la sequía y 'El Niño', con "su efecto multiplicador".
"Es la tormenta perfecta", ha resumido. Sin embargo, aunque "estamos hablando de la mayor crisis nutricional de los últimos años" nunca hasta ahora se había conocido una crisis de estas dimensiones "con tanto tiempo de antelación", lo que permite alertar de la situación y actuar para contener las consecuencias.
Tracy Manners/ Save the Children
El Gobierno etíope puso en marcha su plan para hacer frente a la sequía hace siete u ocho meses y las organizaciones humanitarias, incluída Save the Children, llevan desde entonces alertando de lo que "sabemos que va a ocurrir con tiempo suficiente y a lo que sabemos cómo hacerle frente".
"No es como en los 80 en que las hambrunas surgían de repente y aparecían fotos de niños famélicos", ha subrayado Del Campo, incidiendo en que por ahora los donantes apenas han reaccionado a esta crisis y por eso es necesario "alertar a la comunidad internacional de lo que se nos viene encima".
Los últimos datos publicados esta semana por la Comisión Nacional para la Gestión de Riesgos de Desastre (NDRMC) apuntan a que la situación sigue deteriorándose de forma inexorable. De las cerca de 800 'woredas' o distritos en los que se compone el país, 219 eran identificadas como prioridad 1, frente a las 186 de diciembre pasado lo que, en palabras de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) supone un claro "indicativo de un deterioro de la situación humanitaria".
Tracy Manners/ Save the Children
DESNUTRICIÓN
Según Del Campo, "se empieza a percibir desnutrición en situaciones en las que antes no ocurría" lo que constituye una "primera señal de alarma". De lo que se trata ahora es de evitar que la desnutrición no pase a ser aguda o a que haya muertes.
Save the Children está especialmente preocupada por los alrededor de 400.000 niños y niñas que están en riesgo de desnutrición severa. "Estos niños están más cerca de la muerte que de la vida" por lo que es necesario una "actuación contundente e inmediata", ha defendido Del Campo, insistiendo en que "cuando hay desnutrición severa cualquier enfermedad que antes no lo era se convierte en mortal".
Zacharias Abubeker/ Save the Children
Por ello, la ONG trabaja tratando de identificar, tratar y dar seguimiento a los casos de desnutrición severa así como en la prevención y tratamiento de otras enfermedades que suelen venir asociadas como pueden ser el sarampión, la meningitis, el dengue o la sarna.
CIERRE DE ESCUELAS
Pero una de las claves, según Del Campo, para poder hacer frente a los problemas de nutrición entre los menores etíopes en la situación actual son las escuelas. Lamentablemente, ha explicado, en circunstancias como las actuales muchos de los padres se ven forzados a sacar a sus hijos de clase para que trabajen y apoyen al sustento familiar.
En otros casos, ante la falta de alumnos y de los propios profesores, se procede a cerrar las escuelas. Según los datos de Save the Children, cerca de 1,2 millones de niños han perdido su derecho a la educación porque las escuelas están cerradas.
Todo ello, ha incidido el responsable de Save the Children, "tiene consecuencias no solo educativas para los niños, sino también de nutrición" ya que normalmente en la escuela reciben al menos una o dos comidas.
"La escuela es uno de los grandes sitios de protección para la infancia" en crisis como la que enfrenta actualmente Etiopía, puesto que hace que sea más fácil la entrega de alimentos, además de permitir que personal sanitario pueda visitar el centro e identificar casos de desnutrición.
Zacharias Abubeker/ Save the Children
HABIBA
Habiba y su familia conocen bien los efectos de la sequía. La mujer, madre de siete hijos, vive en una comunidad donde el ganado es la principal fuente de ingresos y donde el acceso a agua potable ha quedado muy reducido.
Después de no comer lo suficiente y de no beber agua limpia durante meses, el sistema inmune de sus hijos se vio muy debilitado, al punto que tres de ellos contrajeron sarampión y otros tres diarrea. Afortunadamente para Habiba, Save the Children les encontró y les envió a otra localidad a recibir tratamiento.
"Antes de la sequía teníamos animales, ahora ya no tenemos. Los pozos se han secado por la sequía y no tenemos agua limpia", relata. "No había agua, leche o alimentos", añade, recordando la situación en su aldea, donde se produjo un brote de sarampión que provocó la muerte de algunos niños.
"Vinimos aquí hace un mes. Los niños acaban de terminar su tratamiento hace tres días", añade, confesando que por ahora no tiene planes de regresar a su aldea. "¿Para qué?", pregunta.
Zacharias Abubeker/ Save the Children
LAYLA
En el caso de Layla, llegó a un centro de Save the Children con su hija Malou, de 4 años, quien presentaba desnutrición aguda severa pero tras recibir tratamiento está mejorando. "Estaba tan enferma que ya ni siquiera lloraba pero ahora se puede ver que está mejorando", afirma satisfecha.
Para poder llegar hasta el centro, Layla tuvo que caminar durante seis horas. Según cuenta, "vinimos después de que todo nuestro ganado hubiera muerto y no tuviéramos comida o leche para los niños". "Esta es la sequía más prolongada que he visto nunca", reconoce, recordando que "antes eran seis meses pero ahora hace dos años que no llueve en condiciones".