MADRID, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
Etiopía ha rechazado este martes las críticas vertidas por la Unión Europea sobre la situación de la región etíope de Tigray y ha defendido su gestión de la crisis.
La UE destacó el lunes su "profunda preocupación" por la "trágica crisis humanitaria" en la zona a raíz de la ofensiva lanzada en noviembre por el Ejército etíope contra el Frente para la Liberación Popular de Tigray (TPLF), al tiempo que ha reclamado la retirada de las tropas eritreas desplegadas en la zona, algo que ha sido negado por Adís Abeba y Asmara.
En un comunicado, el Ministerio de Exteriores etíope se ha mostrado "profundamente preocupado" por las declaraciones de la UE, de las que ha dicho que "no sólo no reflejan la realidad sobre el terreno, sino que también hacen la vista gorda ante los esfuerzos realizados por el Gobierno para atender las urgentes necesidades humanitarias de las personas en la región".
En esta línea, Adís Abeba ha hecho hincapié en que las aseveraciones de la Comisión Europea "han ignorado la necesidad de reconocer desde el principio el objetivo general de la operación" lanzada en Tigray. También ha sostenido que, con la ofensiva concluida, corresponde a las regiones etíopes solicitar el apoyo para completar las actividades humanitarias.
"El compromiso constructivo desde el principio podría haber contribuido a acelerar la respuesta y ayudar al Gobierno y sus socios a profundizar rápidamente en la tarea de (...) mejorar el bienestar de las personas de la región", ha añadido.
Asimismo, el Gobierno etíope ha señalado que, según ha informado en actualizaciones sobre la situación proporcionadas a la comunidad internacional, se ha proporcionado acceso a Tigray a la "mayoría" de los actores humanitarios interesados, una serie de acciones patrocinadas por el Ejecutivo.
"Esto es fundamental porque ayuda a ampliar la prestación de asistencia humanitaria y mejorar los resultados en términos de llegar a una gran cantidad de grupos objetivo", ha agregado, recalcando que estas acciones se han visibilizado ante gobiernos y funcionarios de Naciones Unidas que recientemente han visitado la nación africana.
En referencia a los campos de refugiados eritreos de Shimelba y Hitsats, ha afirmado que "habría intentado reubicarlos en otra zona si no hubiera sido por la negativa obstinada del TPLF", que administraba Tigray antes de la ofensiva. Etiopía ha señalado que no cree que el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, desconociera este hecho y ha incidido en que sus acusaciones "no tienen en cuenta el compromiso internacional de Etiopía" en materia de refugiados.
Por otro lado, ha destacado que ha asumido su responsabilidad de investigar las violaciones de los Derechos Humanos cometidas durante la ofensiva contra el TPLF y llevar ante la Justicia a los implicados "y los que dieron cobijo a estos criminales".
"Estas investigaciones se han llevado a cabo por una comisión independiente de Derechos Humanos del país, cuyas conclusiones y las del Gobierno se han hecho públicas", ha recordado la cartera de Exteriores.
"Como socio estratégico, la UE debería seguir apoyando a Etiopía", ha concluido, recalcando lo "mucho" que se ha conseguido desde que el país se mantiene firme "en su determinación de construir un país democrático y próspero".
Durante la jornada, el Gobierno de Eritrea ha criticado también a la UE, que pidió la retirada de las tropas eritreas desplegadas en Etiopía, algo que Asmara dice que es falso, y ha pedido al bloque que "revise sus políticas" hacia el país africano.
El ministro de Información eritreo, Yemane Meskel, ha dicho que el comunicado publicado el lunes por la UE sobre la crisis en la región etíope de Tigray (norte) es "espantoso" por "las cuestiones fundamentales que pasa por alto" y ha descrito como "curioso y bastante extraño" que lo emitiera poco antes de que la misión que envió a la región emita su informe.
"El comunicado de la UE lamenta 'la exacerbación de la violencia étnica' mientras olvida de forma conveniente la política tóxica de institucionalización y polarización étnica de la ahora extinta banda del Frente para la Liberación Popular de Tigray (TPLF) durante décadas en el país y la violencia perenne y caos que supuso", ha argumentado.
Asimismo, ha dicho que "la banda del TPLF siguió ocupando, incluso después del histórico acuerdo de paz de Asmara de 2018 territorios soberanos eritreos, en flagrante violación del Derecho Internacional y del acuerdo de paz de Argelia, que tanto la UE como otras potencias mediaron y garantizaron".
"En todos estos casos, la UE obvió sus obligaciones morales y siguió enviando miles de millones en apoyo presupuestario u otro tipo de ayuda a esta banda, lo que cada vez les reforzó más en sus actos imprudentes", ha subrayado. "Es momento de que la UE revise sus política, en lugar de acusar a Eritrea", ha zanjado.
Los gobiernos de Etiopía y Eritrea han negado en todo momento que tropas del país vecino hayan participado en la ofensiva en Tigray, si bien el TPLF ha denunciado una implicación directa de Asmara en las hostilidades.
El inicio de la ofensiva fue anunciado el 4 de noviembre por el primer ministro, Abiy Ahmed, en respuesta a un ataque por parte del TPLF contra una importante base del Ejército en la capital, regional, Mekelle, que se saldó con numerosas víctimas entre los militares.
La escalada bélica ha sido la culminación de un pulso que comenzó con la llegada al poder de Abiy como primer oromo jefe de Gobierno. El TPLF fue el partido fuerte dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias.
Apartado del poder, el TPLF ha visto en las reformas acometidas por Abiy, en particular las relativas a abusos de Derechos Humanos y de reconciliación con grupos armados entre otros, como una 'caza de brujas' contra sus dirigentes, los cuales se vieron en muchos casos apartados de los cargos que ocupaban.
La ruptura definitiva la marcó la creación del Partido de la Prosperidad a finales de 2019 por parte de Abiy para dejar atrás al EPRDF. Todos los partidos que integraban la alianza gobernante, y algunos más en su órbita, se sumaron a la nueva formación, con la excepción del TPLF, lo que también dejó al partido al margen de la toma de decisiones en el Gobierno federal.