MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
En unos días en los que se cumplen diez años después de la catástrofe nuclear de la planta nuclear japonesa de Fukushima, los altos niveles de radiación han impedido que muchos antiguos residentes de las áreas afectadas por la tragedia regresen a casa, a pesar de que el Gobierno nipón destaca habitualmente una "recuperación" del colapso provocado por el terremoto y posterior tsunami que arrasaron la costa de Japón.
Desde hace una década, evacuados como Harue Sanpei continúan sintiendo el trauma del destrozo en sus comunidades. La casa de madera tradicional de dos pisos de su familia no ha sido tocada desde su evacuación, por lo que tiene enormes agujeros en los techos, tatamis que se derrumban y cofres mohosos.
Sanpei dice que está desconsolada por el estado de la casa, que está llena de buenos recuerdos de cuatro generaciones familiares, y le invade el profundo apego a su tierra, Tsushima. "Solíamos disfrutar juntos de una fiesta de observación de los cerezos en flor, recolectar vegetales silvestres y hongos comestibles y pescar en un río local", recuerda a la agencia DPA.
Sin embargo, la comunidad fue destrozada por el triple colapso de 2011 en la planta operada por la Tokyo Electric Power. Los vientos enviaron una columna de radiación hacia el noroeste hacia Tsushima. "Es muy triste que hayamos perdido nuestra ciudad natal debido al desastre nuclear", dice Sachiko Mashio, quien solía tener un restaurante allí.
"Tsushima era un lugar de reposo, curativo, rodeado de montañas. Solíamos disfrutar viendo su impresionante follaje otoñal", afirma Mashio. Ahora, de Tsushima está designada como zona de "difícil retorno" y sus residentes no tienen ni idea de cuándo podrían regresar a casa.
Aunque el Gobierno central ha levantado las órdenes de evacuación en muchas de las áreas afectadas, incluidas las partes centrales de Namie, cerca de la planta nuclear, una gran mayoría de sus residentes no ha retornado por las pocas oportunidades de trabajo y las preocupaciones sobre la contaminación radiactiva.
Según el Gobierno, el lugar está ya limpio de toda radiación. Los residentes no están tan convencidos.
"A pesar de que el Gobierno ha levantado las órdenes de evacuación, los lugareños aún no pueden cultivar arroz y verduras. No pueden comer el pescado del río", indica Sanpei. "Me pregunto si los empleados de Tokyo Electric y los funcionarios del podrían vivir allí con sus hijos y nietos incluso después de que se levantara la orden de evacuación", añade.
EL PRECIO DE LA PANDEMIA
La pandemia también ha tenido un coste económico devastador para muchas víctimas del desastre nuclear, según asociaciones civiles, que han agravado las penurias de los aproximadamente 36.000 evacuados de la zona, según la Agencia de Reconstrucción de Japón.
Sin embargo, los críticos dicen que el número real es mucho mayor, ya que el Gobierno no ha analizado las condiciones de vida de los evacuados que se vieron obligados a dispersarse por todo el país, a pesar de las reiteradas solicitudes.
"Una disminución en el número de evacuados no significa que la recuperación de Fukushima haya avanzado", explica Ayako Oga, miembro ejecutivo de un grupo de ciudadanos de evacuados de Fukushima. "Nos gustaría que la gente entendiera las diversas situaciones en las que se encuentran los evacuados", dice Oga, quien huyó a la prefectura de Niigata desde Okuma, que es co-anfitriona de la planta de Fukushima.
VISITA A LOS AFECTADOS
Mientras tanto, este pasado sábado, el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, ha hablado con residentes de la prefectura de Fukushima acerca de los esfuerzos de recuperación.
El primer ministro visitó primero las dos poblaciones que albergan la dañada central nuclear Fukushima Uno. Posteriormente realizó una ofrenda floral y guardó un minuto de silencio en un cenotafio situado en Namie, informa la cadena pública NHK.
Suga también inspeccionó las mayores instalaciones del mundo de producción de hidrógeno, el Campo de Investigación de Energía de Hidrógeno de Fukushima, que comenzaron a funcionar en la población el año pasado, y reiteró ante los residentes su opinión de que la recuperación de Fukushima avanza a buen ritmo, gracias a la participación tanto de la gente que nació allí como de los foráneos.
DIVISIÓN DE OPINIONES SOBRE LA RECONSTRUCCIÓN
Una encuentra de la NHK en las tres prefecturas más afectadas por el Gran Terremoto del Este de Japón muestra opiniones encontradas sobre el estado actual del proceso de reconstrucción.
De los 1.805 encuestados que respondieron, el 12 por ciento cree que las obras de reconstrucción han terminado, mientras que el 33,7 por ciento considera que han avanzado más de lo que pensaba.
Sin embargo, el 43,3 por ciento señala que ha habido menos avances de lo previsto y el 7,4 por ciento sostiene que no se ha producido ningún progreso, según el sondeo, llevado a cabo en diciembre y enero entre más de 4.000 personas que vivían en Fukushima, Iwate o Miyagi en el momento del terremoto y el tsunami.
Esto significa que el 50,7 por ciento de los encuestados tiene una visión negativa del proceso de reconstrucción, un porcentaje que supera en cinco puntos a las personas con una opinión positiva. A pesar de ello, la proporción de ciudadanos satisfechos ha aumentado unos seis puntos con respecto al sondeo efectuado hace un año.