MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
El expresidente de Burundi Pierre Buyoya ha presentado su dimisión como enviado de la Unión Africana (UA) para Malí y el Sahel tras su condena a cadena perpetua en octubre por su supuesto papel en el asesinato de su sucesor, Melchior Ndadaye, durante el intento de golpe de Estado de 1993 en el país africano.
Fuentes citadas por la emisora Radio France Internationale han indicado que Buyoya ha adoptado la decisión para dedicar sus esfuerzos al proceso de apelación de la sentencia, si bien se trataría de una decisión de mutuo acuerdo para "evitar una situación vergonzosa" para el bloque continental.
"Su dimisión ha sido aceptada reconociendo el excelente trabajo logrado en nombra de la UA", ha dicho un responsable de la Comisión de la UA, quien ha agregado que Buyoya dará una rueda de prensa "durante los próximos días" para explicar su decisión.
Buyoya afirmó el 23 de octubre que presentaría una apelación al fallo del Tribunal Supremo de Burundi, veredicto que "rechazó firmemente" y que describió como "una violación del acuerdo de paz de Arusha y el derecho de todo ciudadano a un proceso justo".
Así, manifestó que el veredicto llegó tras "un proceso puramente político" que tildó como "parodia de la justicia" y agregó que el proceso ha violado también "el principio de prescripción y no retroactividad de la ley penal, ya que los hechos juzgados tuvieron lugar hace 27 años, mientras que la ley en vigor en la época limitaba los procesos a un periodo de 20 años".
Junto a Buyoya fueron condenados los exvicepresidentes Alphonse Marie Kadege y Bernard Busokoza, mientras que el antiguo primer ministro Antoine Nduwayo ha sido absuelto. La mayoría de los sentenciados en el juicio eran altos cargos del Ejército en el momento del asesinato de Ndadaye.
Las autoridades burundesas emitieron en 2018 una orden de arresto internacional contra Buyoya, miembro de la comunidad tutsi y presidente entre 1987 y 1993 y posteriormente entre 1998 y 2003, tras ascender al poder en sendos golpes de Estado.
Buyoya fue sucedido en 1993 por Ndadaye, miembro de la comunidad hutu --mayoritaria en el país--, quien intentó impulsar un proceso de unidad nacional tras imponerse en las elecciones de ese año, cuando se convirtió en el primer mandatario electo en la historia del país.
EL GOLPE DE ESTADO
Sin embargo, apenas tres meses más tarde sufrió una asonada aparentemente provocada por sus esfuerzos de reforma en el seno del Ejército, dominado por los tutsis. Durante el golpe de Estado, fue capturado y asesinado a golpes de bayoneta por los alzados.
Los golpistas enterraron su cuerpo en una fosa común junto a los del presidente del Parlamento, Pontien Karibwami; el vicepresidente del Parlamento, Gilles Bimazubute; el jefe de los servicios de Inteligencia, Richard Ndikumwami; y el ministro del Interior, Juvénal Ndayikeza, si bien posteriormente lo exhumaron y lo entregaron a la familia.
El golpe, encabezado por el jefe del Ejército Jean Bukomagu y el expresidente Jean-Baptiste Bagaza, supuso la creación de una junta que días después entregó la Presidencia a la primera ministra, Sylvie Kinigi, quien se había refugiado en la Embajada francesa junto a otros altos cargos, debido a las presiones internacionales.
El fallido golpe de Estado y el asesinato de Ndadaye --del que se culpó posteriormente a Buyoya por sus presuntos actos entre bambalinas durante la asonada-- derivaron en un incremento de las tensiones étnicas que provocaron el estallido de una guerra civil que concluyó en 2005.
El fin de la guerra civil --que se saldó con cerca de 300.000 muertos-- llevó al poder a Pierre Nkurunziza, quien permaneció en el cargo hasta su repentina muerte en junio, en un momento en el que se preparaba para traspasar los poderes a su 'delfín', Évariste Ndayishimiye, vencedor de las elecciones celebradas semanas antes.