Sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de su sucesor, Melchior Ndadaye, en 1993
MADRID, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -
El expresidente de Burundi Pierre Buyoya ha asegurado que su dimisión como enviado de la Unión Africana (UA) para Malí y el Sahel es "una decisión personal" destinada a hacer frente al proceso de apelaciones de la condena a cadena perpetua dictada contra él en relación con el asesinato de su sucesor, Melchior Ndadaye, durante el intento de golpe de Estado de 1993 en el país africano.
Buyoya, que ha dicho que quiere restaurar "su honor mancillado" por la condena, ha resaltado que el cargo como enviado de la UA "es un puesto que exige energía y concentración", por lo que considera que no podía compaginarlo con la batalla legal que se abre ante él.
Asimismo, ha destacado durante una entrevista concedida al diario burundés 'Iwacu' que "no quiere ser una fuente de vergüenza" para el organismo continental, si bien ha reiterado que la condena contra él llegó tras "una parodia de justicia" en el país africano.
"El tribunal presentó todo tipo de obstáculos para evitar que hiciéramos valer nuestras defensas", ha denunciado, antes de enumerar entre estos casos "la denegación de visados a los abogados extranjeros, la negativa de acceso al expediente a los abogados burundeses y la denegación del registro para recibir los expedientes de apelación". "Todo fue orquestado para condenarnos a puerta cerrada", ha añadido.
Por otra parte, ha descartado la posibilidad de que vaya a ser extraditado a Burundi y se ha mostrado "muy sereno". "Hay leyes internacionales y las autoridades burundesas no pueden hacer todo lo que quieren", ha sostenido. Buyoya ha argüido además que "un político debe hacer frente a todas las situaciones y no debe tener miedo a atravesar el desierto si hace falta".
El expresidente burundés afirmó el 23 de octubre que presentaría una apelación al fallo del Tribunal Supremo de Burundi, veredicto que "rechazó firmemente" y que describió como "una violación del acuerdo de paz de Arusha y el derecho de todo ciudadano a un proceso justo".
Junto a Buyoya fueron condenados los exvicepresidentes Alphonse Marie Kadege y Bernard Busokoza, mientras que el antiguo primer ministro Antoine Nduwayo ha sido absuelto. La mayoría de los sentenciados en el juicio eran altos cargos del Ejército en el momento del asesinato de Ndadaye.
Las autoridades burundesas emitieron en 2018 una orden de arresto internacional contra Buyoya, miembro de la comunidad tutsi y presidente entre 1987 y 1993 y posteriormente entre 1998 y 2003, tras ascender al poder en sendos golpes de Estado.
Buyoya fue sucedido en 1993 por Ndadaye, miembro de la comunidad hutu --mayoritaria en el país--, quien intentó impulsar un proceso de unidad nacional tras imponerse en las elecciones de ese año, cuando se convirtió en el primer mandatario electo en la historia del país.
EL GOLPE DE ESTADO
Sin embargo, apenas tres meses más tarde sufrió una asonada aparentemente provocada por sus esfuerzos de reforma en el seno del Ejército, dominado por los tutsis. Durante el golpe de Estado, fue capturado y asesinado a golpes de bayoneta por los alzados.
Los golpistas enterraron su cuerpo en una fosa común junto a los del presidente del Parlamento, Pontien Karibwami; el vicepresidente del Parlamento, Gilles Bimazubute; el jefe de los servicios de Inteligencia, Richard Ndikumwami; y el ministro del Interior, Juvénal Ndayikeza, si bien posteriormente lo exhumaron y lo entregaron a la familia.
El golpe, encabezado por el jefe del Ejército Jean Bukomagu y el expresidente Jean-Baptiste Bagaza, supuso la creación de una junta que días después entregó la Presidencia a la primera ministra, Sylvie Kinigi, quien se había refugiado en la Embajada francesa junto a otros altos cargos, debido a las presiones internacionales.
El fallido golpe de Estado y el asesinato de Ndadaye --del que se culpó posteriormente a Buyoya por sus presuntos actos entre bambalinas durante la asonada-- derivaron en un incremento de las tensiones étnicas que provocaron el estallido de una guerra civil que concluyó en 2005.
El fin de la guerra civil --que se saldó con cerca de 300.000 muertos-- llevó al poder a Pierre Nkurunziza, quien permaneció en el cargo hasta su repentina muerte en junio, en un momento en el que se preparaba para traspasar los poderes a su 'delfín', Évariste Ndayishimiye, vencedor de las elecciones celebradas semanas antes.