Su hijo explica que está en Bamako, "en un lugar tranquilo y discreto" y bajo vigilancia
MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
La exrehén franco-suiza Sophie Pétronin, liberada hace un año tras cuatro de cautiverio en manos de la rama de Al Qaeda en Malí, ha reaparecido tras su polémico retorno al país africano para defender que está "a salvo" y asegurar que no se ha "convertido" al islam.
Pétronin, rehén del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), fue liberada el 8 de octubre de 2020, pero habría vuelto a entrar en Malí en marzo de 2021. El Gobierno galo tachó de "irresponsable" este retorno, que supuestamente se produjo desde la frontera terrestre con Senegal y acompañada de su hija adoptiva.
"Todo el mundo ha proclamado que me había convertido", pero "no me he convertido", ha sentenciado Pétronin, de 76 años, en una declaración remitida a la cadena BFMTV. En este sentido, ha explicado que comenzó a "aprender" el islam en el año 2002, coincidiendo con el nacimiento de su hija.
Pétronin, que gestionaba una organización de ayuda a la infancia, expresó su intención de regresar a Malí poco después de ser liberada. En el país africano, ha explicado, está "a salvo, vigilada, protegida, alimentada. "Como bien, bebo bien, duermo bien, no tengo ningún problema", ha dicho.
Su hijo Sébastian ha asegurado, también en BFMTV, que su madre vive en la capital maliense, Bamako, "en un lugar tranquilo y discreto" que él mismo pudo visitar recientemente, para "comprobar que todo está en orden". La exrehén "vive oculta" y con un "dispositivo de seguridad", según Sébastian, que asume que su madre puede ser objetivo de organizaciones terroristas.
El hijo ha defendido que su madre "está bien en Malí", donde sigue las recomendaciones de las autoridades francesas, y ha declarado que se sintió "aturdida" por las críticas recibidas en las últimas semanas desde Francia, a raíz de que trascendiese su retorno al país africano.
La familia insiste también en que la situación de Bamako nada tiene que ver con la de la zona norte, donde hay una mayor actividad insurgente. Malí ha sido escenario en los últimos años de un incremento de las acciones de los grupos yihadistas, entre ellos la filial de Al Qaeda y la de Estado Islámico, bajo el estandarte de Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS).
La creciente actividad de estos grupos ha venido acompañada de un incremento de las tensiones de carácter étnico, lo que ha motivado numerosos incidentes de violencia intercomunitaria, a los que se suman además los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad malienses, denunciados de forma reiterada por las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos.