La falta de alimentos y agua persiste en Haití casi un mes después de 'Matthew'

Dos niños en una zona afectada por el huracán en haití
ANDRES MARTINEZ CASARES/REUTERS
 
Actualizado: domingo, 30 octubre 2016 10:26

Sigue habiendo zonas aisladas a las que aún no se ha llegado y a otras solo es posible hacerlo con helicóptero

MADRID, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -

Médicos Sin Fronteras (MSF) ha expresado su preocupación por la falta de alimentos suficientes y agua potable, así como de refugio seguro, a la que se siguen enfrentando miles de damnificados por el paso del huracán 'Matthew' en Haití casi un mes después de que éste golpeara el empobrecido país caribeño.

"Durante nuestras consultas médicas, nuestros pacientes nos dicen que no saben cómo alimentar a sus familias", ha explicado Emmanuel Massart, coordinador de proyecto de MSF en Grande Anse, el departamento más afectado por el huracán junto con Sud.

"Las familias han perdido su ganado, sus frutales y todas sus reservas personales durante la tormenta y lo que queda está estropeándose por la insuficiente protección de la lluvia", ha subrayado.

Por este motivo, tras constatar signos de escasez de alimento, los equipos de MSF han comenzado a observar el estatus nutricional de los niños menores de cinco años durante la atención que ofrecen en sus clínicas móviles, listos para suministrar alimentos terapéuticos, de ser necesario.

Otro gran problema al que se siguen enfrentando muchos haitianos es la falta de agua potable, y ello pese a que aparece agua por todas partes, ya que es temporada de lluvia.

"El huracán dañó los precarios sistemas de suministro de agua, que resultaron aún más dañados por las inundaciones que siguieron a 'Matthew'", ha explicado Yves Lyre-Marcellus, especialista en agua y saneamiento en Nippes. "La gente no tiene acceso a agua potable", ha subrayado.

Desde MSF, también advierten de que los damnificados necesitan "un techo sobre sus cabezas". El paso del huracán arrancó muchos de los tejados de las viviendas, mientras que otras quedaron destruidas, y las lluvias han provocado daños adicionales en las que aún quedaron en pie.

Como consecuencia de ello, ha indicado Renate Sinke, coordinadora de proyecto de Nippes, muchas familias que han perdido sus casas "viven ahora en chozas temporales o están compartiendo espacios atestados con otras familias".

La falta de alojamiento, agua potable y alimento, unido con la imposibilidad de acceder aún a algunas de las zonas golpeadas que siguen aisladas, hace temer a MSF "un deterioro general de la situación sanitaria de la población".

"Nos preocupa especialmente el creciente riesgo de enfermedades infecciosas, cólera y un deterioro del estatus nutricional de los niños menores de cinco años en las zonas aisladas afectadas por el huracán", ha indicado la coordinadora de Emergencia Médica de MSF, Chiara Burzio.

PROBLEMAS DE ACCESO

La doctora Danielle Perreault sabe bien lo que es no poder llegar hasta quienes necesitan ayuda. El huracán 'Matthew' golpeó Haití el 4 de octubre pero ella y un equipo de MSF no consiguieron visitar Pourcine, una remota aldea, hasta el pasado fin de semana y tuvieron que hacerlo en helicóptero.

Pese a que tenían conocimiento de que había una mujer embarazada en problemas y catorce personas con heridas graves, "día tras día las tormentas típicas de la temporada de lluvia nos habían impedido enviar ayuda vía helicóptero", cuenta la médico de MSF.

Una vez que consiguieron aterrizar, el piloto solo les dio tres horas para trabajar, con la advertencia de que la situación podía cambiar en cualquier momento y podrían tener que adelantar la partida. Nada más llegar, Perreault se encontró en medio de un campo rodeada de pacientes dispuestos en bancos de escuela.

"Para mi sorpresa, muchas heridas no estaban infectadas, pese a la falta de atención. Entonces descubrí que el curandero tradicional había aplicado un emplasto hecho con hojas de olivo", comenta. Sin embargo, según subraya Massart, "si las heridas abiertas no se tratan adecuadamente, el paciente entra en sepsis. Normalmente habría que amputar un miembro, pero si no hay acceso a atención, el paciente probablemente morirá".

Entre las pacientes a las que la doctora atendió ese día había una mujer de unos 20 años que había sufrido un aborto en su cuarto mes de embarazo. Tras realizarle una trasfusión y suministrarle antibióticos, "tuve que apresurarme para atender más casos graves", recuerda Perriault.

Cuando llegó el momento de marcharse llevando con ellos a un vecino grave, "todavía varias personas intentaron mostrarnos sus lesiones, levantando sus camisas o sus pantalones", añade. Ya en el helicóptero, comenta, "la total devastación nos volvió a golpear de nuevo". "Todavía queda mucho trabajo por hacer...", subraya.

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