MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Al menos 400.000 niños menores de cinco años con desnutrición aguda grave podrían morir en 2018 en la región de Kasai, en la República Democrática del Congo (RDC), si no se les proporciona la atención sanitaria y nutricional que necesitan, ha advertido este martes el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF).
Según ha explicado la agencia de la ONU, aunque las condiciones de seguridad se han estabilizado en varias zonas de Kasai, donde la violencia entre una milicia local y las fuerzas de seguridad estalló en agosto de 2016, y algunos desplazados están regresando a sus hogares y comunidades, la situación humanitaria "sigue siendo crítica".
Más de 750.000 niños de la región padecen desnutrición aguda, mientras que 25 zonas de la región se encuentran en situación de crisis nutricional por encima de los umbrales de emergencia, ha indicado UNICEF en un comunicado.
"La crisis nutricional y de inseguridad alimentaria llega tras el desplazamiento de miles de familias que han estado viviendo durante meses en condiciones muy duras", ha explicado el representante en funciones de UNICEF en RDC, Tajudeen Oyewale.
"La verdadera magnitud del problema se va evidenciando a medida que la gente vuelve a sus hogares en zonas en las que las condiciones de seguridad han mejorado y donde las instalaciones sanitarias han vuelto a ponerse en funcionamiento", ha subrayado.
La violencia y el desplazamiento masivo de población, que llegó a alcanzar los 1,4 millones de personas, han hecho que los alimentos escaseen, mientras dos tercios de los hogares no pueden cultivar sus tierras.
Esta situación está afectando a gran parte de la región y no se espera que las condiciones mejoren antes de junio de 2018, al haberse perdido las últimas temporadas de siembra, ha subrayado UNICEF, incidiendo en que "las familias tienen poco que cosechar en su propia tierra y nada que vender en los mercados".
Las infraestructuras sanitarias también se han visto afectadas por el conflicto, con unos 220 centros de salud destruidos, saqueados o dañados, lo que dificulta el tratamiento de los niños gravemente desnutridos. Además, el acceso reducido a atención médica aumenta el riesgo de propagación de enfermedades transmisibles como el sarampión.
"Es esencial garantizar el acceso a los servicios básicos de salud y nutrición a las poblaciones que regresan para que los niños desnutridos sobrevivan y prosperen", ha defendido Oyewale.
Desde enero de 2017, UNICEF y sus socios han proporcionado ayuda nutricional terapéutica a 50.700 niños con desnutrición aguda grave y edades comprendidas entre los 6 y 59 meses. Sin embargo, la agencia de la ONU ha precisado que ha recibido solo el 15 por ciento de los fondos necesarios para responder a las necesidades nutricionales de los niños durante este año.
Además, desde el comienzo de la crisis, UNICEF ha ayudado a 800 niños anteriormente vinculados a grupos armados, y está llevando a cabo campañas de salud a gran escala, incluida la vacunación contra el sarampión de 1,4 millones de niños, y la distribución de mosquiteras impregnadas con insecticida de larga duración contra la malaria, destinadas a 4,8 millones de personas.