NUEVA YORK, 1 Dic. (Reuters/EP) -
El Estado Islámico no ha conseguido asentarse en Libia debido a la falta de combatientes, a pesar del caos en el que está sumida la nación africana, porque los grupos armados ven al Estado Islámico como un "actor externo", según han indicado este martes expertos de Naciones Unidas.
La organización terrorista cuenta con entre 2.000 y 3.000 combatientes que han sido entrenados por los bastiones del Estado Islámico en Irak y Siria, de acuerdo con este grupo de expertos, encargados del seguimiento yihadista.
La mayoría de los milicianos del Daesh en Libia se concentran en la ciudad de Sirte porque, aunque "ha demostrado claramente" su intención de aumentar su control sobre el territorio libio, "parece que ha visto limitada su capacidad" para conseguirlo.
"De acuerdo con varios estados miembro de Naciones Unidas, mientras que Estado Islámico es capaz de preparar ataques terroristas en cualquier parte de Libia, su limitado número de combatientes no le permite una rápida extensión territorial", han explicado en un informe de 24 páginas.
"En contraste con Siria e Irak, la relativa homogeneidad sectaria en Libia previene al Estado Islámico de aprovechar este tipo de enfrentamientos para aumentar rápidamente su base local de reclutas", han señalado.
El Estado Islámico es visto como "un actor externo" al conflicto en Libia. "No está incrustado en las comunidades locales y no ha conseguido ganarse el apoyo de la población", han añadido los expertos de Naciones Unidas.
Por ello, la organización terrorista ha tenido que enviar en varias ocasiones "emisarios desde Irak y Siria con instrucciones" para los mandos libios, algo que no ha ocurrido en los procesos de reclutamiento de otros países de la región.
"El Estado Islámico es solamente un actor entre las múltiples facciones que combaten en Libia y se enfrenta a una fuerte resistencia de la población, así como a dificultades para construir y mantener alianzas locales", han concluido.
La llegada de los terroristas de Daesh a Libia se enmarca en la peor crisis que ha sufrido el país desde la caída del régimen de Muamar Gadafi, con dos gobiernos y dos parlamentos --los oficiales de Tobruk y los rebeldes de Trípoli-- y continuos combates en el este.