PASO DE SALANG (AFGANISTÁN), 20 (Reuters/EP)
La campaña iniciada por Afganistán para retirar los millones de minas dejadas por la invasión soviética y la guerra civil está en peligro de quedar bloqueada por la escasez de ayuda internacional y el aumento de la violencia en el país, avisan las autoridades.
La colosal tarea, vital para la recuperación económica de Afganistán, tendría que haber terminado en 2013. Aunque cerca de cuatro quintas partes del país ya están consideradas libres de minas, el lento proceso llevó a que la comunidad internacional retrasara la fecha límite en 10 años, e incluso ese plazo ahora resulta difícil de cumplir en un país que sigue siendo uno de los más minados del mundo.
"Cuánto más tiempo se mantienen estos campos de minas, mayor es el costo humano", dijo Mohamed Shafiq Yosufi, jefe del Directorio de Coordinación de la Acción de Minas del gobierno afgano. "Matan y mutilan gente, evitan el crecimiento económico, la inversión y el turismo, dañan la subsistencia y causan miedo psicológico que no puede acabar hasta que no se retiren", añadió Yosufi.
Según Naciones Unidas, quedan cerca de 600 kilómetros cuadrados de antiguos campos de minas y de combate aún por limpiar, que contienen más de 3.000 localizaciones conocidas y que afectan a más de 1.570 comunidades. El tiempo apremia porque, de abril a junio, al menos 28 personas han muerto y 53 resultaron heridas por minas terrestres y otros dispositivos, según el Gobierno.
Esta cifra, en principio, supone una gran caída de la media de 507 muertes trimestrales registradas en 2001, cuando el régimen talibán fue derrocado por una operación militar liderada por Estados Unidos. Pero es un incremento respecto al mismo periodo del 2015, cuando 38 civiles murieron o resultaron heridos.
Además, cerca del 80 por ciento de los afectados por las minas terrestres y otros dispositivos este año fueron niños, dijo la ONU.