Una sobrina de Abu Aklé destaca que la familia ha viajado a Washington ante la negativa de Biden de reunirse con ellos en Jerusalén
MADRID, 27 Jul. (EUROPA PRESS) -
La familia de la periodista estadounidense-palestina Shirín abu Aklé, muerta en mayo tras ser tiroteada durante una operación de las fuerzas israelíes en la ciudad cisjordana de Yenín, ha pedido al Gobierno de Estados Unidos una "respuesta significativa" a los llamamientos para que se haga justicia en el caso y han reclamado una reunión con el presidente, Joe Biden, para tratar el suceso.
Lina abu Aklé, sobrina de la periodista, que trabajaba para la cadena de televisión qatarí Al Yazira, ha afirmado tras una reunión mantenida el martes con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que "si bien ha formulado algunos compromisos sobre el asesinato de Shirín, aún se espera que la Administración responda de forma significativa a los llamamientos de justicia para Shirín".
"Blinken nos ha dicho que tiene el deber de proteger a todos los ciudadanos estadounidenses. Haremos que lo cumpla. Nada por debajo de una investigación estadounidense que lleve a una rendición de cuentas real es aceptable y no pararemos hasta que ninguna otra familia estadounidense o palestina tenga que sufrir el mismo dolor que nosotros", ha afirmado a través de una serie de mensajes publicados en su cuenta en la red social Twitter.
"Hemos trasladado a Blinken lo importante que sería reunirse con el presidente de Estados Unidos. Un encuentro con él demostraría a nuestra familia que el caso de Shirín es una prioridad para esta Administración. Ya que no se reunió con nosotros en Jerusalén, hemos venido a Washington. Necesitamos que nos escuche directamente", ha destacado Lina abu Aklé.
Asimismo, ha subrayado que Blinken "se ha comprometido con la transparencia con la familia de ahora en adelante". "Esperamos que se nos consulte y se nos mantenga informados de cada paso", ha zanjado.
Por su parte, Blinken ha destacado que "el intrépido periodismo" de Abu Aklé "le hizo ganarse el respeto de las audiencias de todo el mundo". "He expresado mis más profundas condolencias y el compromiso de buscar la rendición de cuentas por su trágica muerte", ha dicho en su cuenta en Twitter.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, ha subrayado en rueda de prensa que Blinken ha hablado "en varias ocasiones" con la familia de Abu Aklé y ha desvelado que "en la llamada más reciente, invitó a la familia a reunirse con él en Washington". "El secretario aprecia profundamente la oportunidad de reunirse con la familia de Shirín", ha explicado.
"No sólo era una ciudadana estadounidense, sino una periodista cuya valiente búsqueda de la verdad le hizo ganarse el profundo respeto de audiencias de todo el mundo", ha resaltado, al tiempo que ha incidido en que Blinken aprovecharía el encuentro para "reiterar la prioridad" de Estados Unidos sobre la "rendición de cuentas". "Es algo que seguiremos discutiendo también con nuestros socios israelíes y palestinos", ha remachado.
Estados Unidos afirmó el 4 de julio, tras el examen realizado por sus expertos de la bala que mató a la periodista, que el proyectil "probablemente" partió de las posiciones del Ejército israelí, aunque subrayó que sería un disparo "no intencionado". "No se ha podido llegar a una conclusión definitiva sobre el origen de la bala que mató a la periodista palestino-estadounidense Shirín abú Aklé", indicó el propio Price.
En respuesta, el Gobierno palestino rechazó el informe de Estados Unidos y afirmó que el objetivo es "ocultar el hecho de que un soldado israelí cometió el crimen". Así, el Ministerio de Exteriores palestinos dijo que el Gobierno israelí "tiene la responsabilidad del crimen" y lamentó que las conclusiones de Estados Unidos utilicen "pretextos débiles" para "permitir que el país ocupante pueda evadir su responsabilidad en la muerte de Abu Aklé".
Las conclusiones de la investigación independiente realizada por la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la muerte de la periodista coinciden con la evaluación realizada por las autoridades palestinas y que apuntan a las fuerzas israelíes como responsables de la muerte de la reportera.
Las conclusiones de la investigación desmontan además la narrativa de que existiera actividad de palestinos armados en las inmediaciones de la posición donde se encontraban los reporteros, como apuntó Israel en su momento. El Ejército israelí admitió varios días después la posibilidad de que la periodista muriera de un disparo efectuado por sus propias fuerzas pero siempre de manera no intencionada.