TIKRIT (IRAK), 9 (Reuters/EP)
Las autoridades iraquíes están expulsando de sus casas a las familias de combatientes de Estado Islámico a medida que el grupo terrorista pierde terreno, algo que ha alimentado el miedo de violencia sectaria y los ajustes de cuentas.
Las autoridades han confirmado que los familiares de más de 200 milicianos están siendo obligados a abandonar sus casas en Bhuluiya, a 70 kilómetros de Bagdad, y en Hit, 130 kilómetros al oeste.
Las fuerzas de seguridad iraquíes, que cuentan con el respaldo de la coalición liderada por Estados Unidos, han logrado retomar más de la mitad del territorio que el Estado Islámico controlaba en su punto álgido en 2014. El Ejército ya se encuentra organizando la ofensiva sobre la ciudad de Mosul, la capital 'de facto' del grupo en Irak, que se espera que comience a finales de año.
Pero las expulsiones han aumentado los temores por la posibilidad de que se dé al grupo por vencido antes de tiempo, lo que podría empeorar el conflicto si los ciudadanos iraquíes intentan castigar de manera extrajudicial los crímenes cometidos por Estado Islámico, entre los que se encuentran los de esclavitud, violación y masacre.
El Ejército y las milicias chiíes lograron derrotar al grupo terrorista en Dhuluiya hace dos años y a finales del mes de agosto la Policía expulsó de sus casas a 52 familias de supuestos insurgentes, identificados a través de los informes de Inteligencia y del testimonio de los vecinos.
La mayoría de las familias desalojadas se han mudado con otros familiares a distritos cercanos y el resto podrían haberse trasladado a la provincia de Kirkuk, según ha indicado el líder del comité de seguridad de Saladino.
"Tras la liberación de Dhuluiya, empezaron a florecer las tensiones entre los residentes, especialmente entre aquellos que perdieron a familiares por culpa del Estado Islámico", ha asegurado el líder tribal Sheikh Ibrahim. "Tememos una fisura en la sociedad. La venganza contra las familias del Estado Islámico solo llevarán a más muerte", ha añadido.
CASTIGO COLECTIVO
Un responsable del Ministerio de Migración y Desplazados iraquí, que ha pedido permanecer en el anonimato, ha condenado estas expulsiones, que ha calificado de "opresivas", pero no ha podido confirmar que se estuvieran produciendo. "La Constitución iraquí garantiza el derecho a asentarse y vivir libremente a cualquier ciudadano", ha comentado.
Por otro lado, Naciones Unidas ha advertido de que las expulsiones, que supuestamente se están volviendo cada vez más habituales, hacen que peligre la vida de los civiles y echan por tierra los esfuerzos de reconciliación entre la minoría suní y la mayoría chií.
"Hay gente que no tiene nada que ver con el Estado Islámico que está siendo castigada por lo que ha hecho o no ha hecho un familiar2, ha indicado el representante del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en Irak, Francesco Motta.
"No hay normas legales que se puedan aplicar contra los familiares de alguien que se supone que apoya o participa en el Estado Islámico. Las familias están sufriendo un castigo colectivo", ha asegurado Motta.
Unas 170 familias que viven en la ciudad de Hit tienen hasta las vacaciones de Al Adha, que comienzan el 12 de septiembre, para abandonar sus hogares, según ha comentado un agente de Policía. La ciudad de Hit permaneció bajo el control de los extremistas durante año y medio hasta que fue retomada en abril por las fuerzas iraquíes.
El alcalde de la localidad, Muhannad Zbar, declaró que estaba dispuesto a vaciar casi toda la ciudad de su población si ésta tenía vínculos con el Estado Islámico. Si los distritos vecinos no acogen a estas familias, no tendrán otra opción excepto volver al territorio controlado por los terroristas.