BOGOTÁ 19 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han asumido su responsabilidad y han pedido perdón por la masacre de Bojayá, ocurrida en el año 2002, en la que murieron 117 personas --entre ellos 47 niños--, después de que la guerrilla lanzase una bomba contra una iglesia donde se refugiaban centenares de civiles.
"Con ello buscamos recoger el inmenso clamor de paz de la nación entera", ha señalado Jorge Torres Victoria, alias 'Pablo Catatumbo', tras reunirse con los representantes de las víctimas de Bojayá, en el departamento colombiano de Chocó, donde habitan fundamentalmente comunidades indígenas y afrodescendientes, tal y como ha informado la revista colombiana 'Semana'.
"La tragedia se produjo por el desvío de un proyectil artesanal dirigido a la posición paramilitar", ha recordado el guerrillero, que ha insistido en que fue una "desgracia" y un "infortunio" que fuese a caer sobre la iglesia donde se refugiaba la población. "Desde entonces este hecho nos ha dolido en el alma guerrillera", ha añadido 'Catatumbo'.
Así, aunque ha reconocido que pedir perdón "no devuelve a ninguna de las personas que perecieron ni borra el sufrimiento", ha insistido en su compromiso por resarcir ese daño "no sólo reconociendo su responsabilidad, sino con acciones reparadoras y transformadoras en las comunidades afectadas".
Por su parte, el representante de las víctimas de Bojayá, Leyner Palacios, ha dicho que la responsabilidad de este hecho es "compartida" por las FARC, que "lanzaron la pipeta"; por los paramilitares, "por utilizar la población como escudo humano"; y del Estado, "por desoír las alertas y su connivencia con las fuerzas paramilitares".
Asimismo, Palacios se ha comprometido a trasladar las disculpas de las FARC a los habitantes del Bojayá. Sin embargo, ha señalado que el perdón "tienen que venir de cada víctima y de cada superviviente de manera individual".