MADRID, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
La principal figura política de la Revolución Cubana, Fidel Castro, ha sido durante décadas el principal objetivo de los servicios secretos más poderosos del mundo, los de Estados Unidos, pero en los últimos meses Castro pasó del discurso de denuncia del bloqueo y las operaciones contra la isla a un acercamiento cauto y tibio que culminó con el restablecimiento de relaciones diplomáticas, el 1 de julio de 2015.
Algunas de las más recientes "reflexiones", las columnas que publicaba periódicamente Castro, se referían precisamente a Estados Unidos. En la publicada tras la histórica visita del actual presidente estadounidense, Barack Obama, en marzo de 2015, el título era elocuente: "Hermano Obama", del que elogiaba "su origen humilde y su inteligencia natural evidentes".
Sin embargo, también advertía de que "no necesitamos que el imperio nos regale nada". "Somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo (...). Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta", apuntaba. De hecho, a pesar de la visita de Obama a Cuba, nunca se produjo una reunión entre Fidel Castro y el presidente estadounidense.
El tono es similar a la reflexión publicada en octubre de 2014, apenas unas semanas antes del anuncio conjunto de Obama y Raúl Castro de una nueva etapa en las relaciones bilaterales. En "Lo que no podrá olvidarse nunca", Castro criticaba un artículo de 'The New York Times' en el que el periódico neoyorquino defendía poner fin al bloqueo contra Cuba.
"El artículo está escrito, como puede apreciarse, con gran habilidad, buscando el mayor beneficio para la política norteamericana en la compleja situación, cuando los problemas políticos, económicos, financieros y comerciales se acrecientan", subrayaba Fidel Castro.
Estos matices en el discurso se sumaban a los lugares comunes que durante décadas han caracterizado la postura oficial de Castro y de todo el régimen: bloqueo económico, invasión de playa Girón o --bahía de Cochinos-- e intentos de asesinato de los servicios secretos estadounidenses contra Fidel.
"Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos", afirmaba Castro en su intervención ante el Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba, el 19 de abril de 2016.
DESDE LA GUERRA FRÍA
Con el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, comenzó la hostilidad de Estados Unidos que no veía con buenos ojos el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista y la expropiación de las empresas estadounidenses. La relación, se fue tensando poco a poco hasta que el presidente John F. Kennedy aprobó las medidas más duras del embargo en 1962.
Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles fueron el punto álgido de un enfrentamiento que se perpetuó durante décadas y que hizo que La Habana se entregara a los brazos de la Unión Soviética. Este apoyo terminó con la caída de los regímenes comunistas de Europa del Este y Washington aprovechó la para endurecer el bloqueo, pero con el nuevo milenio, La Habana encontró un apoyo inesperado en los gobiernos progresistas de países latinoamericanos como Venezuela.
CAMBIOS EN EEUU
El acercamiento formal entre los gobiernos de Washington y La Habana ha sido el resultado de un largo proceso de contactos y negociaciones secretas que no hubieran sido posibles sin los cambios experimentados en la propia sociedad estadounidense y en su percepción de Cuba.
Un reciente estudio del Pew Research Center revelaba que un 73 por ciento de los estadounidenses apoyan el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba y un porcentaje similar, un 72 por ciento, respaldan el posible fin del embargo comercial impuesto hace más de medio siglo.
Además, por primera vez la mayoría de los estadounidenses (54 por ciento) tienen una percepción positiva de Cuba. Sin embargo, afrontan con escepticismo la posibilidad de cambios políticos en Cuba, con un 49 por ciento que cree que la situación será más o menos la misma. Un 43 por ciento creen que en los próximos años se producirá una apertura.
Lo que ocurrirá ahora es una incógnita. Lo que está claro es que la mayoría republicana que ha impedido levantar el bloqueo a Obama se mantiene e incluso fortalece tras las elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre que llevarán a Donald Trump a la Casa Blanca.