JERUSALÉN 19 Nov. (Reuters/EP) -
Alterados, pero fieles a su rutina religiosa, los devotos regresaron el miércoles a la sinagoga de Jerusalén en la que cuatro rabinos y un policía murieron en un ataque perpetrado por dos palestinos el día anterior.
Las manchas de sangre fueron retiradas y cuatro velas ardían en recuerdo de los fallecidos, mientras cerca de una decena de hombres coreaba sus plegarias diarias, protegidos por un grupo de policías situados frente a la congregación Kehillat Bnei Torah.
"Da un poco de miedo, pero tenemos que seguir con nuestras vidas. Nos quedamos aquí, no nos vamos a ninguna parte (...) este ataque terrorista no va a cambiar nada", ha afirmado Avraham Burkei, miembro de la sinagoga, situada en la zona occidental judía de Jerusalén.
Los palestinos de la parte oriental de la ciudad, anexionada por Israel, también aseguraron estar preocupados por su seguridad en medio de la escalada de la violencia, mientras la Policía levanta controles en sus barrios y coloca sistemas de vigilancia desde la altura.
Poco antes del amanecer, una gran explosión sacudió las ventanas en la ciudad. Se trató de la voladura, por parte de Israel, de la casa de un palestino que el mes pasado arrolló y mató a dos personas en una parada de tranvía en Jerusalén, antes de ser abatido a tiros por la policía.
Señalando a los agentes armados que revisaban autos y peatones en una carretera que lleva al centro de la ciudad, Imram Abu al-Hawa, un palestino de 40 años, ha hablado de humillación y de la preocupación por la posibilidad de ataques en venganza.
"Ellos (la Policía) dicen: '¿Tiene un cuchillo? ¿Adónde va?'", ha afirmado. "Se pueden ir al infierno. Yo trabajaba con judíos, ahora tengo miedo de ser apuñalado o atacado (por ellos)", ha añadido.
La violencia en Jerusalén y otras zonas de Israel y los territorios palestinos ocupados ha aumentado desde julio, cuando un adolescente palestino fue quemado hasta la muerte por atacantes judíos, en supuesta venganza por el secuestro y la muerte de tres jóvenes judíos a manos de extremistas palestinos en Cisjordania.
El fracaso de las conversaciones de paz patrocinadas por Estados Unidos, los renovados combates en Gaza del pasado verano boreal, así como la continua construcción de asentamientos israelíes en territorio que los palestinos quieren que forme parte de su futuro estado y que es condenada por la comunidad internacional, también han avivado las llamas.