MANILA, 31 Mar. (Reuters/EP) -
El Ejército filipino no cesará sus hostilidades contra los rebeldes comunistas por su cuenta y riesgo hasta que constate que los insurgentes están cumpliendo con el alto el fuego unilateral que declararán esta tarde, según ha avanzado el negociador jefe del Gobierno filipino, Silvestre Bello.
"Ahora mismo no hay razón para declararlo. En realidad, nuestro presidente está más interesado en alcanzar un acuerdo bilateral", ha declarado Bello, enviado especial del mandatario filipino, Rodrigo Duterte en las inestables conversaciones de paz con el Partido Comunista de Filipinas para poner fin a décadas de sangriento enfrentamiento contra su brazo armado, el Nuevo Ejército Popular.
Las conversaciones se reanudarán el próximo día 2 de abril en la ciudad holandesa de Utrecht, después de que un enfurecido Duterte ordenara el mes pasado el regreso de sus negociadores tras conocer que un grupo de rebeldes había tendido una emboscada a sus militares.
Así, Bello ha indicado que cualquier alto el fuego quedará a expensas de que "se firme primero un acuerdo, una cuestión mucho más importante". Un acuerdo que se anticipa "muy, muy difícil" dada la "enorme exactitud" que deberá alcanzar dadas las complejas demandas socioeconómicas regionales, "el corazón y el alma del proceso de paz".
Aunque no descarta acudir en persona a las conversaciones de Utrecht, el presidente ha manifestado en los últimos días su decepción con la actitud de los insurgentes, a los que ha acusado de traicionar sus esfuerzos para apaciguar el conflicto.
"Están a punto de conseguir que la próxima generación siga sin conocer la paz. ¿Quieren otros 50 años de conflicto? ¿Creen que nos lo podemos permitir?", ha lamentado el presidente en relación a una lucha armada que desde 1969 ha dejado al menos 40.000 muertos, una cuarta parte de ellos civiles.