BERLÍN, 27 Ene. (Reuters/EP) -
El número de refugiados iraquíes que deciden marcharse de Alemania tras huir de la inseguridad de su país aumenta cada día, ya que algunos se sienten frustrados al ver que su proceso de asilo tarda demasiado, mientras otros confían en poder obtener su permiso en los próximos meses.
"Huí a Alemania para construir mi futuro. Pero me he dado cuenta de que no puedo construirlo con falsas promesas", ha asegurado uno de los refugiados iraquíes que llegaron a Alemania hace cuatro meses, Leith Khdeir Abbas, mientras coge un vuelo en el aeropuerto de Tegel en Berlín para volver a Erbil, en el norte de Irak, al igual que otros 50 jóvenes iraquíes.
"Me siento nostálgico y humillado", ha asegurado Abbas, mientras ha recordado las malas condiciones que ha estado viviendo durante meses en un refugio de Berlín, en el que --según comenta-- los baños eran antihigiénicos y la comida insípida.
Los datos del Ministerio Interior alemán muestran que el número de iraquíes que han decidido volver a su país de origen comenzó a aumentar a partir del mes de septiembre de 2015, cuando 61 refugiados abandonaron la nación europea. En el mes de diciembre esa cifra aumentó hasta los 200.
Estos datos no hacen más que demostrar la dura realidad a la que se enfrentan los refugiados que huyen de los conflictos en sus países de origen. La mayoría llega a Alemania soñando con poder conseguir un futuro mejor y a su llegada ven cómo un país conocido por su eficaz burocracia y su riqueza está intentando dar cabida al gran número de refugiados.
El viaje desde su ciudad de origen hasta Alemania le ha costado unos 4.000 dólares (3.671 euros), en los que se incluye el pago a los contrabandistas para poder cruzar en un bote desde Turquía a Grecia, un trayecto realizado cada día por cientos de refugiados.
"Es muy triste ver a tantos jóvenes volver a una zona de guerra", ha asegurado el representante de Iraqi Airways en el aeropuerto de Tegel, Andesha Karim. La aerolínea opera tres vuelos a la semana desde Berlín, Dusseldorf y Frankfurt para viajar a Irak.
"EUROPA NO ES AGRADABLE"
Las razones de su vuelta parece que tienen que ver más con las condiciones que han vivido en Alemania que con la posible mejora de la situación en Irak, donde las fuerzas de seguridad del Gobierno han realizado avances contra Estado Islámico.
"Europa no es agradable. No me han dado ni permiso de residencia ni dinero. Yo volveré a Kurdistán, en Irak. Podría unirme a los peshmerga para luchar contra el Estado Islámico", ha asegurado un kurdo iraquí de 19 años.
La mayoría de los jóvenes viajan con los documentos necesarios para viajar gracias a la Embajada iraquí en Berlín. Muchos habían perdido sus pasaportes o los destruyeron en la frontera entre Alemania y Austria, ya que esperaban que esto hiciera más difícil su deportación a Irak si les negaban sus solicitudes de asilo.
Desde finales de octubre de 2015, la Embajada ha emitido unos 1.400 documentos, un aumento de casi 10 veces frente a los diez primeros meses de ese mismo año, según ha asegurado el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania. Aquellos que no pueden pagar su viaje de regreso a Irak solicitan ayuda financiera a la Organización Internacional para las Migraciones.
"YO ME QUEDO"
Aunque no todo el mundo renuncia a marcharse de Alemania. Es el ejemplo de otro iraquí llamado Abdalá Al Alagi, que mantiene la esperanza de conseguir pronto el permiso de asilo. "Yo me quedo. Si no hay progreso con mi solicitud me marcharé a otro país europeo. No me tengo que quedar en Alemania", ha asegurado.
Tanto Erbil como Bagdad están fuera del territorio que permanece bajo el control de Estado Islámico y por ello no tienen lugar grandes combates, a pesar de que los ataques bomba de los milicianos se producen habitualmente en la capital iraquí.