MADRID, 31 Ene. (EUROPA PRESS) -
Francia ha iniciado este martes una nueva jornada de paros y movilizaciones contra la reforma de las pensiones promovida por el Gobierno, sin grandes incidentes pero sí con complicaciones en el transporte y bloqueos en cientos de centros educativos.
De nuevo, los grandes sindicatos han unido sus voces para tratar de repetir el éxito del 19 de enero. El Gobierno ha movilizado 11.000 gendarmes y policías --mil más que en la primera jornada de huelgas-- a la espera de las más de 200 concentraciones convocadas en las principales ciudades del país.
Los sindicatos cargan contra una reforma que, entre otras medidas, contempla elevar a 64 años la edad de jubilación. Las asociaciones de trabajadores la consideran injusta, mientras que para el Ejecutivo y el presidente, Emmanuel Macron, son unos cambios necesarios que, en realidad, llegan tarde dentro del marco europeo.
"Si el Gobierno no cambia, habrá consecuencias", ha advertido el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Philippe Martinez, en una entrevista a la cadena BFM TV. Martinez, que ha acusado a la primera ministra, Elisabeth Borne, de utlizar un tono "provocativo" al descartar cambios en los principales ejes de la reforma.
Martinez no descarta un tercer días de protestas, a la espera de ver cómo evolucionan las de este martes, con París como principal foco. Las autoridades prevén entre 1 y 1,2 millones de manifestantes en total, según un informe confidencial recogido por Franceinfo.
CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN
La reforma tampoco gusta a la oposición política, a derecha e izquierda de Macron. El excandidato presidencia de La Francia Insumisa (LFI) Jean-Luc Mélenchon ha subrayado en Twitter que el de este martes "no es un día normal", sino que representa el empuje de una ciudadanía que "defiende su derecho a una existencia humana frente a la casta y a su Gobierno".
Para la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, los cambios en el sistema de pensiones anticipan "una regresión injusta y brutal". "Frente a la destrucción sistemática de nuestras conquistas sociales, no nos resignamos nunca", ha proclamado Hidalgo, que ha cerrado el Ayuntamiento en señal de "solidaridad".