MADRID, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro de Italia, Mario Draghi, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, han firmado este viernes el tratado del Quirinal, un acuerdo histórico que profundiza la colaboración entre los dos países y permite fortalecer sus relaciones bilaterales.
Así, los dos países han sellado definitivamente su reconciliación durante la visita del mandatario galo al país, donde se ha reunido con el homólogo italiano, Sergio Mattarella. En la ceremonia también han estado presentes los ministros de Exteriores de los dos países, Jean-Yves Le Drian y Luigi Di Maio, respectivamente.
Poco antes de la firma Mattarella ha expresado que "la dimensión europea es un elemento clave en una fase en la que debemos superar la crisis de la pandemia y volver a arrancar con renovado impulso para afrontar con éxito los grandes retos de la transición ecológica y digital".
Los dos países empezaron a trabajar en el acuerdo en 2017 en la ciudad de Lyon, tal y como ha recalcado la Presidencia francesa en un comunicado. Para ello, las partes tomaron de ejemplo el Tratado del Elíseo, que fue firmado por Francia y Alemania en 1963 y dio un fuerte impulso a la colaboración bilateral.
El documento, según París, se basa en "la amplitud y profundidad de la amistad que nos une, anclada en la Historia y reforzada por intercambios muy ricos en muchas áreas", el "compromiso común constante con la unidad europea y el deseo compartido de relanzar y profundizar el proyecto europeo", así como el "apego compartido al multilateralismo y a un orden e intercambios internacionales basados en normas".
Los dos países han mostrado su compromiso a favor del desarrollo sostenible, la defensa del clima y la biodiversidad, así como la protección del Mediterráneo y el Arco Alpino, al tiempo que han destacado la importancia de reforzar la cooperación bilateral en cuestiones europeas y políticas sectoriales.
El documento del Elíseo señala que el tratado se estructura en torno a tres objetivos: trabajar conjuntamente a nivel europeo "en favor de una Europa más unida", fomentar "el acercamiento y la integración de nuestras sociedades civiles, en particular fomentando la movilidad de los jóvenes y estructurar la relación bilateral dotándola de orientaciones estratégicas y formalizando una serie de marcos de consulta".
El propio tratado, compuesto por un preámbulo y doce artículos, establece una agenda común en materia europea y para la cooperación bilateral en diversos ámbitos, si bien las partes han elaborado de forma paralela una hoja de ruta en la que han perfilado las acciones a poner en marcha de forma más "precisa, operativa y adaptable en el tiempo".