Las fuertes tormentas golpean a los refugiados y a las comunidades de acogida en Líbano

Archivo - Una familia de refugiados sirios en un campamento en Líbano
Archivo - Una familia de refugiados sirios en un campamento en Líbano - WORLD VISION - Archivo
Publicado: sábado, 29 enero 2022 10:29


MADRID, 29 Ene. (Por George Mghames, responsable de comunicación de World Vision para la respuesta siria) -

Líbano, cuya crisis económica y financiera figura entre las peores de la historia contemporánea, se encuentra actualmente soportando una serie de fuertes tormentas. Millones de personas que ya estaban sufriendo se enfrentan ahora a temperaturas bajo cero, fuertes lluvias y nevadas.

El conflicto sirio es una de las peores crisis del siglo XXI. Muchos refugiados sirios huyeron de la devastadora guerra buscando refugio en Líbano con la esperanza de encontrar mejores condiciones de vida. Sin embargo, su situación está en constante deterioro desde que llegaron debido a la inestabilidad financiera, social y política del país.

Mashael, de 24 años, ha vivido casi la mitad de su vida como refugiada en Akkar, al norte de Líbano. "Huimos de la guerra hace casi 10 años cuando sólo era una niña. Recuerdo que sólo buscábamos seguridad", afirma. La mayoría de los niños de su edad dedican su tiempo a estudiar, jugar y hacer amigos, pero Mashael se casó y actualmente es madre de cuatro hijos.

"Mi marido trabajaba en la construcción, pero ahora ya no puede porque tiene una lesión en la espalda tras una caída. Yo trabajo siempre que hay disponibilidad recogiendo cosechas. Cobro 15.000 libras libanesas al día (medio dólar al cambio en el mercado negro)", dice.

Los ingresos de Mashael están lejos de ser suficientes para cubrir las necesidades básicas de una familia de seis miembros. "Debido a la dura situación económica, mis hijos mayores, Yehia (9) y Omar (8), también trabajan en la calle vendiendo pañuelos de papel", relata.

LOS REFUGIADOS QUEMAN CUALQUIER COSA PARA MANTENERSE CALIENTES

Cada año, las duras condiciones climáticas añaden más estrés a Mashael y su familia. Viven en condiciones precarias en un asentamiento informal de tiendas de campaña. Este año, con el rápido aumento de la devaluación de la moneda, la hiperinflación y la eliminación de las subvenciones al combustible y al gasóleo, las familias de refugiados se encuentran sin muchas opciones para mantenerse calientes.

"Tenemos un calentador que funciona con gasóleo, pero no podemos permitirnos comprar combustible. Como alternativa, salgo y trato de recoger cualquier palo de madera y a veces incluso quemo plásticos o zapatillas viejas para mantener el calor. Mis hijos son asmáticos por lo que esto no es una solución. Apenas tenemos electricidad para calentadores eléctricos. Sólo contamos con unas cuantas mantas ligeras para mantenernos calientes", afirma.

Mashael y su familia viven cerca de un río, que es propenso a desbordarse en caso de fuertes lluvias. "Además del problema de la calefacción, tenemos constantemente agua dentro de la tienda. Mis hijos se ponen enfermos a menudo debido a estas malas condiciones. Durante las noches de lluvia, me quedo despierta porque me aterra que el río pueda inundar nuestro terreno. Mi único deseo es tener una casa adecuada donde podamos vivir con normalidad, y sacar a mis hijos de la calle y devolverlos a la escuela", señala.

QUEDARSE EN LA CAMA PARA NO PASAR FRÍO

En el valle de la Bekaa, otra zona deprimida de Líbano, las temperaturas descienden hasta los siete grados bajo cero por las noches. Las carreteras son peligrosas e inaccesibles entre el atardecer y la mañana debido al hielo. Antes del colapso económico, las familias libanesas podían manejar las duras condiciones del invierno, pero el derrumbe de la situación financiera lo cambió todo.

Hace dos años, justo después de que comenzara el deterioro económico del país, la situación de Randa, de 61 años, y de su familia cambió radicalmente. "Mi marido era pintor, pero tras el colapso económico ya no pudo encontrar trabajo. Perdimos nuestra principal fuente de ingresos. Ahora, yo realizo algunos trabajos de costura cómo arreglar pantalones o camisas", resalta.

Randa depende principalmente de sus escasos ingresos diarios, que pueden acumularse en apenas 500.000 libras libanesas al mes (20 dólares). "Mi trabajo es precario ya que a veces puede pasar una semana sin que tenga ningún encargo. En consecuencia, comemos en función de mis ingresos diarios. Si trabajo compro alimentos básicos como lentejas, judías o pasta", afirma.

En el valle de la Bekaa, la mayoría de las familias dependen de los calentadores de gasóleo para mantenerse calientes, ya que son la fuente de calefacción más eficaz y asequible cuando hace mucho frío. Sin embargo, tras la supresión de las subvenciones al gasóleo y sin la presencia de una solución alternativa, las familias se ven obligadas a racionar la cantidad de gasóleo que gastan en función de lo que pueden pagar.

"Es imposible mantener el calentador activo durante mucho tiempo, sólo lo usamos cuando las temperaturas son extremas", dice Randa. "Sólo tenemos una solución para mantenernos calientes, que es quedarnos en la cama o bajo las mantas la mayor parte del día", añade.

Durante este difícil período, World Vision proporciona asistencia para el invierno a las familias libanesas y sirias más afectadas mediante la provisión de ayuda en efectivo, artículos de calefacción y aislamiento y promoción de materiales de calefacción alternativos.

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