MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las fuerzas de seguridad de Afganistán han encontrado este miércoles tres fosas comunes en el valle de Mirza Olang, en la provincia de Sar-e-Pul, en el norte del país, donde la semana pasada se produjo un ataque conjunto de los talibán y Estado Islámico.
El portavoz del Gobierno provincial, Zabihulá Amani, ha indicado que en una de las fosas han aflorado 28 cadáveres y en otra han encontrado otros ocho. La tercera está en una zona controlada por los talibán, por lo que las exhumaciones se están retrasando.
Residentes locales han señalado a Tolo que la mayoría de las víctimas son civiles, muchos de ellos miembros de las milicias populares formadas por los habitantes de Mizra Olang para protegerse de los terroristas. Amani ha detallado que todos eran hombres y estaban decapitados, a excepción de tres menores cuyos cuerpos no estaban mutilados.
Un miembro de las milicias populares que logró sobrevivir ha contado qué pasó. "Se llevaban a la gente a lo alto de la colina diciendo que sus clérigos estaban allí y que iban a rezar con ellos pero empezaron a matarlos uno a uno y a arrojar los cadáveres por la colina", ha dicho Ramazan.
Reza, un vecino de esta localidad afgana, huyó con el ataque y volvió después para buscar a su padre. Solo ha encontrado un par de zapatos. "Estos eran los zapatos de mi padre. Le han matado. Está enterrado con otras personas en esta fosa común", ha dicho a Tolo.
Asadulá, otro residente local, ha perdido a su hijo. "Cuando los talibán le arrestaron su madre les dijo que éramos de la capital de Sar-e-Pul, pero ellos contestaron que se llevarían a nuestro hijo tanto si eran de Sar-e-Pul como de otra parte", ha recordado.
ATAQUE COORDINADO
El ataque, que ocurrió el pasado 11 de agosto, fue una inusitada acción coordinada entre los talibán y Estado Islámico, que lograron tomar Mizra Olang tras varios días de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad afganas, apoyadas por dicha milicia.
La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC), una ONG local, denunció entonces que unas 50 personas habían muerto y cerca de 300 familias habían tenido que huir a municipios cercanos. Según los testimonios recabados, había combatientes de ambos grupos armados.
Sin embargo, los talibán, que tratan de restaurar el régimen islámico que se desmoronó con la invasión estadounidense de 2001, reivindicaron la acción como propia, negando que se coordinaran con los milicianos liderados por Abú Bakr al Baghdadi.
La posible cooperación entre los talibán y Estado Islámico evidencia la deteriorada situación de seguridad en Afganistán. No obstante, en una región donde los milicianos cambian de grupo con facilidad, es difícil identificar alianzas entre facciones.