WASHINGTON 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades penitenciarias del estado de Georgia (Estados Unidos) han decidido aplazar la ejecución de la reclusa Kelly Renee Gissendaner, que iba a ser la primera mujer a la que se aplica la pena capital en el país desde la Segunda Guerra Mundial, ha informado el diario 'The Washington Post'.
La ejecución ha sido primero retrasada varias horas y, posteriormente, se ha decidido su aplazamiento por problemas con los medicamentos que componen la inyección letal, según han indicado las autoridades penitenciarias de Georgia.
La ejecución de Gissendaner había sido programada para este lunes a las 19.00 horas pero ha sido aplazada poco después de las 23.00 horas por los problemas con la inyección letal. Se esperaba un pronunciamiento del Tribunal Supremo de Estados Unidos, al que los abogados de Gissendaner habían reclamado la suspensión de la pena capital, pero no ha habido fallo antes de esa hora.
Sin embargo, las autoridades penitenciarias han decidido aplazar la aplicación de la pena capital a la espera de solucionar los problemas con el cóctel de medicinas que acabará con la vida de la reclusa.
"Antes de la ejecución, las medicinas han sido enviadas a un laboratorio independiente para evaluar su potencia", ha explicado el Departamento de Prisiones de Georgia, en un comunicado. "Los medicamentos no llegaron a los límites aceptables en las pruebas. En las horas previas a la ejecución fijada, el equipo de ejecución realizó las pruebas necesarias. En ese momento, las medicinas tenían un efecto impreciso", ha señalado.
Por ello, el Departamento de Prisiones de Georgia ha consultado a un experto farmacéutico y ha decidido posponer la ejecución como medida de "precaución". Se trata de la segunda ocasión en que se pospone la ejecución de Gissendaner en menos de una semana. La ejecución programada para el lunes debía haberse realizado cinco días antes pero la aplicación de la pena capital se aplazó por una tormenta de invierno.
Gissendaner fue condenada por asesinar a su marido hace dos décadas. Sus abogados presentaron un solicitud de emergencia para parar la ejecución pero la junta que la estudió rechazó la petición de clemencia. Varios grupos religiosos han argumentado que la pena capital no debería aplicarse porque la presa ha abrazado la religión. Gissendaner también ha solicitado al Supremo que detenga su ejecución.