DUBLÍN, 4 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los unionistas en Irlanda del Norte han votado en contra del Brexit, ha afirmado este viernes el presidente del unionista Sinn Féin, Gerry Adams, quien ha deslizado que los resultados de las elecciones a la Asamblea de Irlanda del Norte son un mandato para que esta región busque un estatus especial en la Unión Europea.
Adams, cuya formación ha obtenido unos resultados históricos tras obtener solo un escaño menos que los probritánicos del Partido Unionista Democrático (DUP), ha asegurado que las urnas han expresado el deseo a permanecer en la UE.
"Se trata de una reafirmación de nuestra posición sobre el Brexit de que esta parte de Irlanda tiene tener designado un estatus especial", ha comentado Adams antes de que se conocieran los resultados finales.
La Asamblea de Stormont seguirá dominada por los dos grandes partidos, si bien el DUP ha obtenido 28 escaños por los 27 del Sinn Féin, que ha reduciendo la distancia a tan solo 1.000 votos. Hasta ahora el DUP aventajaba a los unionistas en 10 escaños.
Ahora los dos principales partidos tendrán un plazo de tres semanas para formar un nuevo Gobierno de consenso para evitar que las competencias transferidas vuelvan a recaer, por ley, en el Parlamento de Westminster en Londres.
IRLANDA DEL NORTE TRAS EL BREXIT
El mayoritario voto a favor de la salida de Reino Unido de la Unión Europea abrió el pasado verano una profunda crisis constitucional para la unidad británica, puesto que los gobiernos de regiones como Escocia e Irlanda del Norte, donde ganó la permanencia en el bloque, han apostado por mantener el vínculo con Bruselas.
Tras el triunfo del Brexit, el entonces 'número dos' del Gobierno norirlandés, Martin McGuinness, avisó de que Londres tendría el "imperativo democrático" de convocar una "consulta de fronteras" que plantease la continuidad del Úlster en Reino Unido y la posibilidad de adherirse a Irlanda.
"Las implicaciones para nosotros en la isla de Irlanda son enormes", dijo entonces el mandatario republicano, quien considera que el Ejecutivo británico carece de "mandato democrático" para negociar en Bruselas.