Soldado birmano en un pueblo de Rajine
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Actualizado: domingo, 27 agosto 2017 10:29


RANGÚN/COX'S BAZAR (BANGLADESH), 27 (Reuters/EP)

El Gobierno de Birmania ha asegurado este domingo que al menos 4.000 residentes no musulmanes de la región de Rajine han sido evacuados de la zona, mientras miles de musulmanes rohingya intentan cruzar la frontera con Bangladesh para huir de los combates.

Insurgentes rohingya ejecutaron el viernes varios ataques coordinados contra puestos de control del Ejército, desencadenando unos enfrentamientos que se han saldado con la muerte de 98 personas --80 insurgentes, doce miembros de las fuerzas de seguridad y seis civiles--.

Los enfrentamientos de mayor consideración han tenido lugar en la localidad de Maungdaw, según el Gobierno y residentes citados por la agencia británica de noticias Reuters.

Asimismo, miles de rohingya --principalmente mujeres y niños-- han intentado cruzar el río Naf, que separa Birmania y Bangladesh, para huir de los enfrentamientos. Cerca de 2.000 personas han entrado en Bangladesh desde el viernes.

Expertos citados por la agencia británica han afirmado que, a pesar del caos y la falta de información sobre los ataques, los incidentes parecen ser más similares a un levantamiento que a una ofensiva regular por parte de los insurgentes.

Fuentes militares han destacado que "todos los residentes se convierten en insurgentes, lo que están haciendo es como una revolución". "No les importa morir o no. No podemos decir quiénes son insurgentes", han apuntado.

Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.

En febrero, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Raad al Hussein, acusó al Ejército de Birmania de cometer una serie de atrocidades contra la población rohingya, desde violaciones en masa hasta la ejecución de bebés, en el marco de la persecución que el Gobierno birmano ha acelerado desde octubre de 2016.

Naciones Unidas apuntó que las conclusiones del informe arrojan "con casi toda probabilidad" que el Ejército birmano cometió crímenes contra la Humanidad desde el inicio de la última fase de la campaña contra los rohingya, documentada por ONG y países vecinos como Bangladesh o Malasia, que alcanzó su punto culminante a finales de 2016 y prosiguió, aunque a menor escala e intensidad, durante las primeras semanas de 2017.

El Gobierno birmano ha negado que exista una campaña de exterminio y asegura que la misión del Ejército es la de eliminar a ciertos elementos terroristas entre las filas rohingya.

Las pruebas recabadas por la ONU y múltiples organizaciones rebaten esta versión y condenan el silencio que mantiene a este respecto la premio Nobel de la Paz y líder 'de facto' del país, Aung San Suu Kyi.

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