MADRID, 23 Jul. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno birmano en el exilio ha denunciado la muerte de once civiles en una masacre cometida por militares en la región de Sagaing, en el centro del país, escenario de un conflicto armado entre el Ejército y grupos de resistencia y otras milicias que llevan más de dos años levantados en armas contra la junta militar que propinó el golpe de Estado de febrero de 2021.
El ataque tuvo lugar el pasado jueves en la población de Sone Chaung, en el municipio de Yinmabin, según los residentes locales. Allí, un grupo de militares birmanos lanzó un asalto contra la población local y los tres milicianos que estaban protegiendo la zona.
Tras decapitar a estos tres guerrilleros, los militares procedieron a matar a once civiles, todos hombres. Los residentes vecinos encontraron los cadáveres poco después, todos con indicios de tortura.
Los 14 cuerpos fueron cremados el pasado viernes mientras informaciones de medios próximos a la junta militar aseguraban que todos los fallecidos eran milicianos, según recoge el medio The Irrawaddy, vinculado a la oposición contra los militares.
Poco después, el ministro para Cooperación Internacional del Gobierno de Unidad Nacional (el Gobierno birmano en el exilio), Salai Maung Taing San, conocido como "el doctor Sasa", ha denunciado lo ocurrido como la última de las "alrededor de 80 masacres" cometidas por los militares de la junta desde el golpe de Estado.
"Estos militares genocidas se esconden detrás de los secretos mientras evaden el escrutinio internacional, pero no podemos seguir siendo observadores silenciosos. Tenemos que tomar medidas decisivas ahora mismo", ha hecho saber en un mensaje publicado en su página de Facebook.
Birmania se ha visto sumida en una grave crisis desde el golpe de Estado y, según estimaciones de Naciones Unidas, más de 560.000 personas se han visto obligadas a desplazarse a causa de la violencia. La cifra de fallecidos es casi imposible de verificar, pero ONG locales como la Asociación de Presos Políticos de Birmania apuntan a unos 3.800 civiles muertos desde la asonada.