RANGÚN, 10 Sep. (Reuters/EP) -
El Gobierno de Birmania ha respondido con un "no negociamos con terroristas" al alto el fuego unilateral anunciado el sábado por la guerrilla del Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA, por sus siglas en inglés).
"No negociamos con terroristas", ha apuntado el portavoz de la líder birmana, Aung San Suu Kyi, a través de Twitter, en lo que supone la única respuesta oficial a la oferta de los rebeldes, que pedían reciprocidad a las autoridades para aliviar la crisis humanitaria de la minoría musulmana rohingya.
"El ARSA anima a todos los actores humanitarios implicados a volver a prestar ayuda humanitaria a todas las víctimas de la crisis humanitaria sin importar la etnia o religión durante el periodo de alto el fuego", indicó el ARSA en un comunicado. Además, la guerrilla rohingya insta al Ejército birmano a cesar sus actividades para permitir que la ayuda humanitaria pueda llegar a todos los afectados.
El grupo armado rohingya no parece haber podido dificultar la actuación de las fuerzas de seguridad ni el incendio de aldeas rohingyas, por lo que no está claro el impacto que tendrá su alto el fuego después de que casi 300.000 rohingyas hayan huido cruzando la frontera hacia Bangladesh.
Cruz Roja ha intensificado sus operaciones en Rajine después de que la ONU suspendiera sus actividades y evacuara al personal no esencial tras las acusaciones de las autoridades de apoyar a la guerrilla rohingya.
La última ola de violencia en el noroeste de Birmania comenzó el 25 de agosto, cuando milicianos insurgentes rohingyas atacaron decenas de puestos de control policial y una base del Ejército. Los posteriores enfrentamientos y la contraofensiva del Ejército acabaron con la vida de al menos 400 personas y provocaron un éxodo de 294.000 personas hacia Bangladesh en solo 15 días, según el último balance de la ONU.
Este mismo domingo un corresponsal de Reuters ha sido testigo de la llegada de una nueva oleada de rohingyas a la región de Cox's Bazar, en Bangladesh, la mayoría mujeres y niños. Más de 300 han llegado en pequeñas embarcaciones a Shah Porir Dwip, en la desembocadura del río Naf que separa los dos países y muchos de ellos se han desplomado en la playa nada más desembarcar debido a los mareos y la deshidratación.
Este sábado han muerto al menos tres rohingyas por la explosión de minas colocadas en la frontera, según un guardia fronterizo bangladeshí. Amnistía Internacional ha denunciado dos incidentes más con minas este domingo en los que al menos un hombre ha perdido una pierna.
"Todo apunta a que las fuerzas de seguridad birmanas han colocado las minas en los puntos utilizados por los refugiados rohingyas para cruzar la frontera", ha afirmado la directora de Respuesta a Crisis de Amnistía Internacional, Tirana Hassan.
"Es una forma cruel y atroz de añadir miserias a una gente que huye de una campaña de persecución sistemática", ha añadido. El Ejército birmano que las minas fueron colocadas en la década de 1990, pero no se han colocado nuevos explosivos recientemente.
Las autoridades de Birmania culpan a los milicianos rohingyas de quemar viviendas y de provocar muertes de civiles pero los activistas de Derechos Humanos y los rohingyas que han huido al vecino Bangladesh dice que el Ejército birmano está intentando expulsar a toda esta comunidad musulmana con una campaña de violencia y muerte.