PEKÍN 28 Jul. (Reuters/EP) -
El Gobierno chino no planea construir ninguna base militar en las Maldivas, según ha informado este martes el Ministerio de Exteriores, después de que las islas aprobaran una ley que permitirá a los extranjeros comprar terrenos.
El archipiélago del océano Índico aprobó la semana pasada una ley que permite a los extranjeros comprar terrenos en Maldivas con la condición de que al menos el 70 por ciento del terreno le fuera ganado al mar.
El opositor Partido Democrático de Maldivas (PDM) ha asegurado que la medida podría dar un "acceso sin precedentes para que actores extranjeros operen en el país". Un miembro del partido acusó al Gobierno de facilitar una presencia mayor de China en el Índico.
El Ministerio de Exteriores chino, en una declaración enviada a Reuters, ha asegurado que la aprobación de la ley se trata de un asunto interno de Maldivas y ha dejado claro que China desea preservar sus buenas relaciones con el país. China "siempre ha respetado y apoyado los esfuerzos de Maldivas por mantener su soberanía, independencia e integridad territorial", ha afirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores chino, que ha añadido que las informaciones que apuntan a que China quiere construir bases militares en ese archipiélago son "infundadas".
India, que tiene fuertes vínculos con Maldivas y Sri Lanka, ha mostrado su preocupación por la creciente participación de China en el océano Índico por la construcción de una red de puertos denominada 'el collar de perlas'.
En septiembre de 2014, durante una visita del presidente chino, Xi Jinping, a Maldivas firmó un acuerdo con una empresa china para reformar su aeropuerto internacional después de haber roto en 2012 un acuerdo similar con una compañía india por valor de 511 millones de dólares (unos 461 millones de euros).
En un esfuerzo por apaciguar los temores sobre sus planes militares, Pekín ha manifestado en varias ocasiones que no desea construir ninguna base militar en el extranjero. Sin embargo, varios expertos creen probable que China supere su negativa a construir bases en el extranjero para proteger sus intereses como segunda potencia mundial.