PARÍS, 30 May. (Reuters/EP) -
El Gobierno francés y la central sindical CGT han mantenido alejadas sus posturas este domingo, en medio de una ola de huelgas y protestas contra la reforma laboral, si bien ha habido nuevos contactos telefónicos entre ambas partes.
La CGT ha advertido de que continuará con su campaña de paros y manifestaciones para presionar al Gobierno a que abandone los planes para facilitar a las compañías la contratación y el despido de trabajadores.
Por su parte, el primer ministro de Francia, Manuel Valls, ha asegurado que está decidido a no unirse a la larga lista de políticos que han tenido que reconocer su derrota ante las protestas ciudadanas.
"Si sucumbiésemos a las protestas y a la CGT por obsesionarnos con el corto plazo de 2017 (cuando se celebrarán elecciones generales), lo perderíamos todo", ha argumentado.
A mediados de la década de los noventa, el entonces primer ministro Alain Juppe desencadenó los peores disturbios ocurridos en Francia en las últimas décadas tras decir que no cambiaría su opinión sobre una reforma de las pensiones, pero finalmente tuvo que dar marcha atrás después de semanas de huelga y protestas.
El Gobierno se encuentra bajo presión para encontrar una solución antes del 10 de junio, día en el que comenzará la Eurocopa 2016 de fútbol en Francia, una competición que la CGT ha amenazado con interrumpir.
El sindicato más moderado CFDT apoya la propuesta de reforma que permitirá a empresarios despedir personal en momentos difíciles pero también dará más poder a los sindicatos para negociar acuerdos unilaterales con las compañías, en lugar de regirse por un convenio colectivo nacional.