BENGASI, 26 Abr. (Reuters/EP) -
El Gobierno libio con sede en Tobruk, ha enviado su primer cargamento de crudo este lunes, desafiando la autoridad del Gobierno de unidad en Trípoli, un movimiento que puede profundizar las divisiones que han sumido a Libia en un caos desde la caída de Muamar Gadafi.
El Gobierno de Tobruk ha creado su propia Compañía Nacional de Petróleo (NOC), para así poder actuar en paralelo a la NOC de Trípoli, que es la única reconocida por la comunidad internacional como vendedora de petróleo libio.
El primer envío ha consistido en un barco petrolero que ha transportado 650.000 barriles de crudo a la isla de Malta, tal y como ha confirmado este martes Mohamed al Manfi, un portavoz de la empresa.
La economía de Libia depende en gran medida de los ingresos por ventas de petróleo, y la lucha por ver quién controla esos fondos ha sido una de las causas principales de la inestabilidad y la guerra civil en las que se ha visto envuelto el país desde la muerte de Gadafi a manos de rebeldes en 2011.
El país está gobernado por parlamentos que actúan de manera paralela en Trípoli y en Tobruk desde 2014. Una gran parte del país está en manos de grupos armados que han declarado lealtad a alguno de los dos gobiernos, mientras que existen áreas pequeñas controladas por milicianos del grupo terrorista Estado Islámico.
El petrolero, con bandera india, abandonó el puerto de Hariga este lunes por la mañana. Así lo ha reconocido Al Manfi, quien además ha añadido que el barco ya ha entrado en aguas internacionales.
La Compañía Nacional del Petróleo de Tobruk ha estado intentando vender su propio petróleo desde hace tiempo, pero hasta ahora esos esfuerzos han sido bloqueados por parte de Trípoli con ayuda de los países occidentales.
La Compañía Nacional del Petróleo de Trípoli advierte de que las ventas de crudo por parte de su rival en Tobruk atentarían contra las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y pondrían en riesgo el futuro económico de Libia.
Tras la caída de Gadafi, Trípoli continuó con la producción de petróleo, usando los fondos para pagar sueldos estatales, así como para financiar algunos grupos armados, considerados ahora como oficiales.
La petrolera de Trípoli ha contado con el respaldo internacional y asegura que está trabajando en planear futuras ventas de petróleo con el nuevo Gobierno de unidad, apoyado por la ONU, que llegó a la capital el mes pasado. El Gobierno de unidad incluye distintos miembros de una Libia dividida como parte de una transición, aunque aún no ha sido completamente aceptado por las dos coaliciones que luchan por el poder desde 2014.
INSTITUCIONES PARALELAS
Las noticias de que la Compañía Nacional de Petróleo de Tobruk intentaría enviar su primer petrolero salieron a la luz la semana pasada cuando la compañía en Trípoli anunció que había evitado que trabajadores portuarios cargaran petróleo en el barco "Disty Ameya".
Una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas dictó la semana pasada que el Gobierno de unidad tiene la "principal responsabilidad" de prevenir ventas de petróleo ilícitas, instando a que cualquier intento de hacerlo se comunique al comité responsable de supervisar las sanciones relativas a Libia.
La resolución también establecía que los estados miembros deberían abandonar el contacto con las instituciones paralelas.
En 2014, un grupo que pujaba por más autonomía en el este de Libia envió un petrolero desde el puerto de Es Sider, pero las Fuerzas Especiales de Estados Unidos abordaron el barco cerca de Chipre y le obligaron a volver.
La Embajada de Estados Unidos en Libia aseguró que se sentían "muy preocupados por la compra de petróleo libio al margen de canales tradicionales".
Las divisiones políticas, las discusiones laborales y las amenazas a la seguridad han reducido la exportación de barriles a menos de una cuarta parte de los 1,6 millones diarios que exportaban antes del levantamiento.