MADRID 23 May. (EUROPA PRESS) -
El Gran muftí de Libia, el jeque Sadek al Ghariani, ha criticado duramente este jueves las operaciones lanzadas por el exgeneral Jalifa Haftar en la localidad de Benghazi (este) contra el grupo Ansar al Shari y ha tildado sus acciones de "golpe de Estado".
En su comunicado, Al Ghariani ha descrito lo ocurrido en Benghazi como "horrible" y ha sostenido que se trató de "un intento de imponer visiones políticas a través de la fuerza de las armas", según ha informado el diario 'The Libya Herald'.
Así, y tras criticar la oleada de atentados contra las fuerzas de seguridad y los funcionarios gubernamentales, ha dicho que, sin embargo, estos incidentes se deben achacar a la incapacidad del Gobierno a la hora de garantizar la seguridad.
Por ello, el gran muftí ha recalcado que lo necesario es "iniciar un diálogo constructivo y alcanzar un conseso político basado en los principios de la revolución, la unidad del país, la aceptación de la transferencia pacífica del poder y la 'sharia'".
El miércoles, Ansar al Sharia afirmó que las fuerzas leales al militar "están lanzando una guerra contra la juventud musulmana religiosa" y aseguró que es objeto de una campaña de odio incitada por aquellas personas opuestas al Islam y a la aplicación de la 'sharia',
En este sentido, indicó que, pese a que sus milicianos están siendo tildados de terroristas, "los verdaderos terroristas son los responsables de los ataques contra el grupo", en referencia a los soldados leales a Haftar.
Ansar al Sharia dijo que, a pesar de que su objetivo es preservar la preeminencia del Islam en el país, no ha llevado a cabo acciones en detrimento de la seguridad del país, alegando que su imagen "ha sido dañada por los medios de comunicación, los afines al antiguo régimen de Muamar Gadafi y los secularistas respaldados por Occidente".
Haftar ha considerado que tanto el Gobierno como el Parlamento, en quien realmente recae el poder político en Libia, han perdido cualquier legitimidad que pudieran tener debido a su fracaso a la hora de limpiar el país de islamistas radicales.
Además, ha aclarado que la ofensiva que lanzó el pasado viernes contra las milicias islamistas asentadas a las afueras de la ciudad de Benghazi (este), que durante el fin de semana se extendió a Trípoli, va a continuar.
Al margen de los 43 muertos y los 150 heridos que han dejado estos enfrentamientos, los choques han evidenciado la fragilidad del Gobierno libio, ya que el ministro de Cultura, Habib Amin, algunos sectores de las Fuerzas Armadas y autoridades regionales han dado su apoyo a Haftar.
La reaparición de Haftar, que vivió 20 años en Estados Unidos, coincide con la crisis de Gobierno que el pasado lunes llevó al primer ministro interino, Abdulá al Thinni, a solicitar al Parlamento que repitiera la votación para la elección de su sucesor.
La división es patente entre el Gobierno y el Congreso General Nacional. El propio Parlamento permanece, a su vez, separado entre facciones islamistas y fuerzas más moderadas, así como entre distintos grupos regionales y tribales, lo que limita la toma de decisiones.
La parálisis es tal que la Cámara no ha aprobado los presupuestos ni ha confirmado la composición del Gobierno del nuevo primer ministro, Ahmed Maitiq, designado tras una caótica votación. El Congreso, de momento, ha ignorado los llamamientos del Ejecutivo para congelar su actividad hasta que se celebren elecciones.