MADRID, 26 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades griegas han reforzado la seguridad en las fronteras marítimas y terrestres con Turquía ante la previsión de una oleada de refugiados afectados por los terremotos del pasado 6 de febrero.
Cientos de agentes adicionales han comenzado ya a patrullar la frontera en la región del río Evros o Maritsa durante el fin de semana. Además de los agentes, también se han reforzado las medidas de vigilancia y las vallas.
"El movimiento en masa de millones de personas no es la solución", ha apuntado el ministro de Migración griego, Notis Mitarachi, quien ha defendido el envío de ayuda de emergencia a Turquía y Siria "antes de que ésto ocurra".
Los analistas estiman que parte de las personas que han quedado sin hogar por los terremotos comiencen el viaje hacia Europa en primavera si no llega la ayuda humanitaria necesaria.
El viernes se anunció la ampliación de la polémica valla fronteriza sea o no el proyecto financiado por la UE. La actual valla de 35 kilómetros y cinco metros de altura duplicará su longitud para finales de año. "La valla cubrirá todo el río para proteger el continente europeo de flujos ilegales", ha destacado Mitarachi.
El Gobierno conservador ha anunciado además que tendrá decenas de guardacostas más patrullando el Egeo y las islas cercanas a la costa turca. El propio primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, ha endurecido su discurso contra la inmigración con vistas a las elecciones previstas para este año.
La UE ha destinado además más dinero a Grecia que a ningún otro país para el control de la inmigración. Con estos fondos se han construido centros de internamiento de migrantes que han sustituido a los precarios campamentos de Samos, Leros o Cos. Este mismo año se construirán centros nuevos en Lesbos y Quíos, pero grupos de defensa de Derechos Humanos denuncian que se diferencian en poco de cárceles.