Archivo - El jefe de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths - Europa Press/Contacto/Luiz Rampelotto - Archivo
Sobre la situación en el enclave palestino: "Como se temía, ha sido una tragedia más allá de las palabras"
MADRID, 24 May. (EUROPA PRESS) -
El jefe de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths, ha pedido la liberación de los rehenes retenidos en Gaza por las milicias palestinas y un alto el fuego entre las partes tras la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que exige a Israel detener inmediatamente su ofensiva sobre la ciudad de Rafá.
"Aunque Israel ha desestimado los llamamientos de la comunidad internacional para aliviar (la situación en) Rafá, el clamor mundial de un cese inmediato de esta ofensiva se ha vuelto demasiado fuerte como para ignorarlo", ha señalado en un comunicado.
Griffiths ha asegurado que "este es un momento de claridad" después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas haya aprobado este viernes una resolución que pide la protección de los trabajadores humanitarios y también debido a la decisión de la CIJ.
"Es momento de exigir respeto por las reglas de la guerra a las que todos estamos ligados: se debe permitir que los civiles busquen protección. La ayuda humanitaria debe facilitarse sin obstáculos. Los trabajadores humanitarios y el personal de Naciones Unidas deben poder realizar su trabajo de forma segura", ha agregado.
En este sentido, ha insistido en que es necesario "prestar atención" a los llamamientos realizados durante los últimos siete meses, especialmente "en un momento en el que el pueblo de Gaza enfrenta la hambruna, cuando los hospitales son atacados e invadidos" o cuando "las organizaciones humanitarias no pueden llegar a las personas" que tanto lo necesitan.
Griffiths ha asegurado que no ha habido límites "en cuanto al sufrimiento y la miseria que la operación militar de Israel en Rafá ha traido al pueblo de Gaza". "Como se temía, ha sido una tragedia más allá de las palabras", ha dicho.
Asimismo, ha recordado que la incursión terrestre de la ciudad ha desplazado forzosamente a más de 800.000 personas "que huyeron una vez más temiendo por sus vidas y llegaron a zonas sin un refugio adecuado, letrinas ni agua potable".
"Ha cortado el flujo de ayuda hacia el sur de Gaza y paralizado una operación humanitaria que ya había llegado más allá de su límite. Ha detenido las distribuciones de alimentos en el sur y ha reducido al mínimo el suministro de combustible para las necesidades vitales de Gaza en panaderías, hospitales y pozos de agua", ha subrayado.