PARÍS, 1 Dic. (Reuters/EP) -
Varios grupos de Derechos Humanos demandan que los soldados franceses en activo durante el conflicto civil de Ruanda sean sometidos a una investigación por su presunta complicidad en el genocidio cometido en 1994.
En el último capítulo de una larga investigación francesa sobre los crímenes perpetrados, la Federación para los Derechos Humanos, junto con otros grupos, ha señalado que posee documentos que demuestran que el Ejército francés abandonó a cientos de tutsis a su suerte en junio de 1994, para ser asesinados días después en las montañas de Bisesero, en el oeste Ruanda.
Las acusaciones se sustentan en un fax que data de finales de junio de 1994, que contradice las versiones de altos cargos del Ejército que niegan haber sido informados de que un amplio grupo de tutsis, situado en un área cercana, estaba en peligro. En el fax un dirigente del Ejército alertaba de que 2.000 tutsis, hacinados en un área boscosa y en extremas condiciones, reclamaban urgentemente la protección francesa. El archivo formaba parte de una serie de documentos recientemente desclasificados.
"Ciertos miembros de las Fuerzas Especiales francesas, que contaban con el claro mandato de parar las masacres, se encontraban a 5 kilómetros de los sucesos con toda la información, comunicaciones y equipo necesario para realizar una operación de rescate inmediata", han denunciado los grupos de Derechos Humanos en un comunicado. "Algo que nunca pasó", han añadido.
Las organizaciones han reclamado que la investigación francesa, que comenzó hace diez años, tome nota de sus demandas y ejerza una mayor presión para establecer la cadena de mando y la responsabilidad de los militares franceses que se encontraban en la región por entonces.
París, aliado del Ejecutivo ruandés que gobernaba la región antes del genocidio, no hizo acto de presencia en la conmemoración de los 20 años de la masacre, después de que el presidente Paul Kagame, del bando rebelde, renovara sus acusaciones sobre la relación directa de Francia con el genocidio.
Más de 800.000 personas de la minoría tutsi y del arco moderado hutu fueron asesinados en tres meses de conflicto por los extremistas de este último grupo étnico en 1994, mientras la comunidad internacional se mantenía al margen.