MADRID, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha condenado "enérgicamente" este domingo el ataque contra un helicóptero de la misión de Naciones Unidas en República Democrática del Congo (MONUSCO) en el este del país en el que ha muerto un 'casco azul' y otro ha resultado herido.
Guterres, que ha confirmado que la víctima mortal es de nacionalidad sudafricana, tal y como apuntaban medios congoleños, ha expresado "su más sentido pésame a la familia del 'casco azul' fallecido, al Gobierno y al pueblo sudafricano".
También ha recordado, en la misma línea que ha hecho la misión de paz de la ONU, que los ataques contra los cascos azules "pueden constituir un crimen de guerra con arreglo el Derecho Internacional".
El portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, ha afirmado que el secretario general ha hecho un "llamamiento a las autoridades congoleñas para que investiguen este atroz ataque y lleven rápidamente a los responsables ante la justicia", según reza un comunicado.
Por otro lado, ha querido reafirmar el apoyo al Gobierno de República Democrática del Congo "en sus esfuerzos por lograr la paz y la estabilidad en el este del país", mientras que no ha informado sobre quién es el responsable del ataque o qué arma se ha utilizado.
La MONUSCO informó horas antes de que un helicóptero había sido atacado tras partir de la ciudad de Beni, en la provincia nororiental de Kivu Norte, epicentro de la violencia armada que asola al país africano.
Este ataque ha tenido lugar pocas horas después de la finalización de la cumbre extraordinaria mantenida por los jefes de Estado del este de África en Burkina Faso, en la que han declarado su intención de reforzar el proceso de paz en Kivu Norte, escenario desde hace meses de cruentos combates entre el Ejército congoleño y el grupo rebelde del Movimiento 23 de Marzo.
La reunión se ha saldado con el compromiso de crear nuevos instrumentos de trabajo para garantizar el cese definitivo de unas hostilidades que han enfrentado al Gobierno congoleño con la vecina Ruanda, acusada de proporcionar un respaldo al M23 que el Gobierno de Kigali ha rechazado categóricamente, mientras más de medio millón de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por la violencia.