António Guterres
REUTERS / LUCAS JACKSON
Actualizado: lunes, 28 agosto 2017 23:46


MADRID, 28 Ago. (EUROPA PRESS) -

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha expresado este lunes su "profunda preocupación" por las informaciones sobre la muerte de civiles durante las operaciones de las fuerzas de seguridad en el estado birmano de Rajine, pidiendo a Bangladesh que permita a los rohingya que huyen que entren al país.

"Esta última ronda de violencia tiene lugar tras los ataques del 25 de agosto contra las fuerzas de seguridad de Birmania", ha indicado el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, resaltando que el secretario general de la ONU "condenó los ataques y reitera la importancia de hacer frente a las causas de la violencia".

En su comunicado, ha afirmado que Guterres pide además al Gobierno birmano "que dé seguridad y ayuda a los que la necesitan", respaldando las recomendaciones del informe presentado por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan.

Guterres ha reconocido que "Bangladesh ha acogido de forma generosa a refugiados de Birmania desde hace décadas", pidiendo a las autoridades del país que "continúan permitiendo a los rohingya que huyen de la violencia que busquen seguridad en Bangladesh".

"Muchos de los que están huyendo son mujeres y niños, algunos de los cuales están heridos", ha lamentado, pidiendo que las agencias humanitarias cuentan con un "acceso libre y sin restricciones a las comunidades afectadas que necesiten ayuda y protección".

"Naciones Unidas está dispuesta a entregar todo el apoyo necesario en este sentido tanto a Birmania como a Bangladesh", ha remachado Dujarric.

Unos 5.000 rohingya han cruzado la frontera hacia Bangladesh en los últimos días debido a las "operaciones de limpieza" puestas en marcha por el Ejército de Birmania en el estado de Rajine, en respuesta a una ola de ataques llevada a cabo el pasado viernes por insurgentes rohingya que se saldó con más de cien muertos --la mayoría de ellos, milicianos--.

Fuentes de los campos de refugiados rohingya en el distrito bangladeshí de Cox Bazar, en la frontera común, han asegurado a Reuters que desde el viernes han llegado unas 5.000 personas, de las cuales más de mil habrían llegado este mismo lunes.

La minoría birmana teme represalias de las fuerzas de seguridad por los ataques del viernes contra puestos policiales y una base militar, que han sido reivindicados por el Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA), un grupo armado conocido anteriormente como Aharak al Yaqin que fue creado por los rohingya exiliados tras la ola de violencia de 2012.

Las autoridades han instado a los rohingya a colaborar y han asegurado que aquellos que no hayan participado en los ataques ni guarden relación con ARSA no tienen nada que temer. "La situación no es buena, pero todo depende de ellos", ha añadido el portavoz policial.

CRISIS EN RAJINE

Este es el mayor estallido de violencia desde hace cinco años, cuando los enfrentamientos entre rohingya y budistas --que son mayoría en el resto de Birmania-- se saldaron con un balance de más 200 muertos y 140.000 desplazados en la capital de Rajine.

La violencia resurgió el pasado mes de octubre, cuando nueve guardias fronterizos murieron a manos de insurgentes rohingya. Desde entonces, 87.000 rohingya han huido a Bangladesh por temor a las "operaciones de limpieza", en las que, según sospecha la ONU, se habrían producido violaciones de los Derechos Humanos.

"Ahora mismo la situación es extremadamente grave y podría llevar a otra gran crisis. No es fácil saber qué ocurrirá, pero es muy preocupante", ha dicho Richard Horsey, antiguo diplomático de Naciones Unidas que ahora trabaja como analista político desde Rangún.

Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.

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