NUEVA YORK, 1 Sep. (EUROPA PRESS) -
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha expresado este viernes su "profunda preocupación" por los "excesos" cometidos en las operaciones de seguridad en el estado de Rajine para aplacar la insurgencia rohingya y ha pedido contención a las fuerzas birmanas para evitar una "catástrofe humanitaria".
Guterres ha subrayado "la responsabilidad del Gobierno de Birmania de proporcionar seguridad y asistencia a todos aquellos en necesidad y de garantizar que Naciones Unidas y sus socios pueden ampliar el apoyo humanitario" en esta región de la costa norte.
Además, ha considerado que "la actual situación evidencia la urgencia de buscar un enfoque integral para abordar las complejas causas de la violencia" y, en este sentido, ha insistido a las autoridades birmanas en que sigan las recomendaciones formuladas por la organización internacional.
Por otro lado, el ex primer ministro portugués ha valorado "los esfuerzos de las autoridades y comunidades de Bangladesh" para acoger a cerca de 40.000 rohingyas en apenas una semana y cubrir sus "extremas necesidades".
Cerca de 400 personas han muerto y unas 60.000 han huido de Birmania por la ola de violencia que estalló hace una semana en Rajine, de acuerdo con el último balance, que convierte esta crisis en la peor que ha sufrido el país asiático en décadas.
La crisis se desencadenó el pasado viernes, cuando milicianos del Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA), un grupo armado conocido anteriormente como Aharak al Yaqin que fue creado por los rohingya exiliados desde 2012, atacaron varios puestos policiales y una base militar en Rajine.
En respuesta, el Ejército birmano ha puesto en marcha "operaciones de limpieza" para dar con los insurgentes rohingya. Ha evacuado a la población no musulmana de Rajine y registra casa por casa en busca de supuestos milicianos entre esta minoría étnica y religiosa.
La situación había permanecido en relativa calma desde el pasado mes de octubre. Entonces, un ataque rohingya contra guardias fronterizos que se cobró nueve vidas entre los uniformados desató nuevos operativos militares que provocaron la huida de 87.000 personas hacia Bangladesh.
Naciones Unidas ha condenado la violencia rohingya y ha pedido a las fuerzas de seguridad que den una respuesta equilibrada a dichos ataques. Además, ha subrayado que esta situación podría haberse evitado si el Gobierno de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi hubiera abandonado la "retórica inflamatoria".
Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.