MADRID 6 Mar. (EUROPA PRESS) -
La creciente inseguridad alimentaria en países como Sudán del Sur, Nigeria o Somalia, donde al menos el 50 por ciento de la población requiere asistencia para sobrevivir, supone un aumento de la violencia contra las mujeres, según ha alertado la ONG Acción Contra el Hambre (ACH), que ha señalado que la desigualdad de género provoca situaciones de malnutrición y supone al mismo tiempo una consecuencia del hambre.
"Las mujeres desplazadas que carecen de acceso a los cultivos y mercados necesitan recorrer grandes distancias para conseguir alimentos. Esto las pone en peligro de ser secuestradas o de sufrir ataques, robos o abusos sexuales", ha indicado la jefa del Equipo de Emergencia de la organización, Chiara Saccardi.
"La solución no es sencilla. Si una mujer no sale a buscar comida, tanto ella como su familia pueden verse afectadas por la malnutrición", ha afirmado Saccardi, que ha señalado que "respetar los roles de género es fundamental para reducir los riesgos cuando se producen emergencias y desplazamientos masivos".
La violencia contra las mujeres supone simultáneamente una causa y una consecuencia del hambre. "Si logramos salvar las dificultades logísticas y de seguridad podremos evitar que las mujeres se expongan a riesgos innecesarios", ha aseverado Saccardi.
Los conflictos armados y las crisis humanitarias han afectado gravemente a la lactancia. La ONG, que ha advertido de que en algunos países, como Sudán del Sur, las mujeres que han sufrido violaciones son marginadas y no pueden dar el pecho a sus hijos debido al trauma, ha instado a la comunidad internacional a atender las necesidades de las mujeres para reducir el impacto de las catástrofes humanitarias.
En ocasiones se produce la rotura del equilibrio entre los diferentes roles, según ha indicado ACH, que ha afirmado que el hombre, tradicionalmente encargado de sustentar a la familia, puede perder la capacidad de proveer lo necesario para mantenerla, una situación que crea frustración y suele desembocar en violencia de género.
CAUSA Y EFECTO
LA ONG, que ha puesto en marcha una serie de programas para mejorar los cuidados materno-infantiles y promover actividades que generen ingresos que no alteren los roles familiares, ha señalado que las intervenciones humanitarias deben incluir siempre un enfoque de género.
"No olvidemos que las desigualdades de género forman parte de las causas y de las consecuencias del hambre", ha aseverado la asesora de género de ACH, Clara Ituero. "Las mujeres tienen menos oportunidades académicas y laborales, así como escasa representación", ha añadido.
"Esto hace que dependan de terceras personas y tengan poco control sobre su alimentación y la de sus hijos a pesar de que la sociedad les confiera la tarea de alimentar a las familias", ha manifestado Ituero. Según la ONG, en muchas sociedades la mujer es la que come en último lugar y es la primera en renunciar a su ración cuando hay escasez de alimentos.
En el estado nigeriano de Borno, el secuestro y la explotación sexual de las mujeres son prácticas habituales. Los miembros de las fuerzas de seguridad han abusado de su autoridad en reiteradas ocasiones. Las mujeres sospechosas de haber mantenido algún tipo de relación con milicianos de Boko Haram, ya sea de forma voluntaria o forzosa, son marginadas.
Uno de cada cinco casos de violencia de género en Sudán del Sur incluye violencia sexual. Además, las mujeres ven obstaculizado el acceso a la atención médica en el país, donde la violencia abarca el matrimonio infantil y la interrupción de la educación. Según datos de la organización, al menos 339.000 mujeres embarazadas o lactantes sufren desnutrición aguda y necesitan ayuda urgente.
Por otra parte, el conflicto somalí está causando estragos a nivel psicológico para las mujeres, que sufren estrés emocional debido a los altos niveles de malnutrición, que afecta a 363.000 niños en todo el país.