BEIRUT 12 Oct. (Reuters/EP) -
El partido-milicia chií libanés Hezbolá ha prometido mantener su "yihad" en la vecina Siria en una gran concentración este miércoles en Beirut un día después de que su líder, Hasán Nasralá, dijera que la guerra está en fase de escalada.
En un mensaje a miles de personas que celebraban la festividad chií de la Ashura en una plaza del sur de Beirut, Nasralá ha asegurado que la guerra que se está librando en Siria es en defensa de toda la región.
"Seguiremos soportando nuestras grandes responsabilidades de yihad allí. Vuestros hijos están allí, y vuestros hombres, vuestros hermanos, vuestros maridos. Están defendiendo su existencia, dignidad y resistencia", ha sostenido.
Partidarios vestidos de negro han recorrido la calles para recordar la muerte en el siglo VII del nieto del profeta Mahoma, Husein, venerado por los chiíes, y han jaleado las palabras de Nasaralá. "Respondemos a tu llamamiento, oh Nasralá", han coreado.
Desde que Hezbolá entró en la guerra en Siria para apoyar al régimen de Bashar al Assad, unos 1.500 de sus combatientes han muerto, según fuentes de seguridad en Líbano. Unos 350 de ellos han muerto este año, cuyas imágenes, a menudo en poses heróicas, son mostradas en pósters en las localidades chiíes de Líbano.
La participación en la guerra de Hezbolá es presentada por el movimiento tanto como una defensa ante los yihadistas suníes en Siria que han prometido exterminar a todos los chiíes, en referencia principalmente a Estado Islámico, y como vía para proteger al bloque regional respaldado por Irán que ha sustentado a Hezbolá desde hace tiempo.
Hezbolá se ha convertido en un actor indispensable de la coalición de fuerzas respaldadas por Irán y Rusia que ha sido fundamental para mantener a Al Assad en el poder y para combatir al amplio abanico de grupos rebeles suníes y yihadistas que buscan derrocarle.
La fiesta de la Ashura, la más emotiva en el calendario chií, ha sido usada como llamamiento político a las armas por los chiíes desde la Revolución Islámica en Irán en 1979.
Mientras recorrían la calle Hadi Nasralá, nombrada así por el hijo de su líder muerto en enfrentamientos con tropas israelíes en 1997, amplios grupos de hombres han golpeado sus pechos con sus palmas mientras han coreado su apoyo a Hezbolá y a sus aliados regionales.
Muchos de ellos llevaban fotografías del líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, también reconocido como la última autoridad del islam chií por Hezbolá, amarradas con bandas en sus cabezas en las que se podían leer eslóganes religiosos.