Tras los casos de RDC, Togo, Gabón y Chad, otros países como Guinea Ecuatorial o Camerún podrían ver un traspaso de padre a hijo
MADRID, 25 May. (EUROPA PRESS) -
Puede que la monarquía como forma de Estado sea cosa del pasado en la práctica totalidad de África pero sus mandatarios, algunos de ellos aferrados al cargo desde hace décadas, siguen viendo en muchos casos el poder como algo hereditario.
Actualmente, del medio centenar de países que integran el continente, solo tres siguen siendo monarquías: Marruecos, Lesotho y eSuatini (la antigua Suazilandia). Esto no ha impedido que en varios países el poder haya pasado de padre a hijo a la muerte del progenitor desde el inicio del siglo XXI, con varios más que parecen abocados a seguir el mismo camino.
El primero de ellos fue República Democrática del Congo (RDC). Tras el asesinato en enero de 2001 de Laurent-Desiré Kabila, fue su hijo, Joseph Kabila, quien tenía apenas 29 años pero era ya el jefe del Ejército del país, el encargado de sucederle en la Presidencia.
Una vez reformada la Constitución para poder ser candidato, se impuso en las elecciones de 2006 y luego en las de 2011. Las elecciones de 2016 fueron aplazadas, en medio del rumor constante de que Kabila optaría a un nuevo mandato pese a no estar contemplado por la Constitución, pero finalmente se echó a un lado y en las elecciones de diciembre de 2018 se impuso Felix Tshisekedi, hijo del histórico opositor Etienne Tshisekedi.
La historia se repitió en 2005 en Togo. Su histórico presidente, Gnassinbé Eyadema, en el poder desde 1967, falleció de un infarto. El Ejército optó por situar como sucesor a su hijo Faure Gnassingbé, por entonces diputado y ministro de Obras Públicas. Desde entonces, ha ganado en las cuatro elecciones presidenciales celebradas, las últimas en febrero de 2020 y cuyo resultado su principal rival, Agbeyome Kojo, se negó a reconocer.
En 2009 fue el turno de Gabón. Su presidente, Omar Bongo, fallecía en un hospital de Barcelona tras haber gobernado el país desde 1967, lo que le convertía entonces en el mandatario más longevo del continente. Su hijo, Alí Bongo, que era diputado y en aquel momento ministro de Defensa, fue nombrado candidato del partido gobernante PDG, imponiéndose en las elecciones celebradas apenas tres meses
después, en las que se denunció fraude.
Bongo sufrió un derrame cerebral en 2018 mientras se encontraba de visita en Arabia Saudí, lo que le dejó una salud debilitada. El país debe celebrar elecciones en 2023 y el hecho de que su hijo Noureddin sea el coordinador de asuntos presidenciales ha hecho saltar todas las alarmas de que pueda seguir los pasos de su padre. Alí Bongo no ha ahorrado elogios hacia su hijo pero en una reciente entrevista evitó comentar "especulaciones".
CHAD, ÚLTIMO CASO
El último caso de poder heredado por un hijo se ha producido en Chad. Aquí, su veterano presidente, Idriss Déby, en el poder desde 1990 tras derrocar a Hissne Habré, murió en el frente de batalla el 20 de abril en combates contra los rebeldes del Frente para la Alternancia y la Concordia de Chad (FACT) apenas horas después de que anunciara que había logrado su sexto mandato en las elecciones del 11 de
abril.
El Ejército asumió el poder y, saltándose el orden constitucional, designó a Mahamat Idriss Déby, el hijo mayor del presidente, como jefe de Estado interino al frente del Consejo Militar de Transición que debería dejar el poder en un plazo de 18 meses y que ya ha nombrado un Gobierno de transición.
La ausencia de un heredero designado es el hilo conductor en todos estos casos y amenaza con serlo en varios países más del continente, donde veteranos presidentes aferrados a sus cargos y con un férreo control del Estado se niegan a designar abiertamente a un sucesor pese a que la naturaleza sigue su curso, si bien en algunos de los casos ya han dado muestras de que su intención es que alguno de sus vástagos les suceda.
GUINEA ECUATORIAL Y CAMERÚN
Sin duda el caso más evidente es el de Guinea Ecuatorial. La antigua colonia española está gobernada por Teodoro Obiang Nguema desde que éste derrocó a su tío, Francisco Macías, en 1979. A nivel mundial no hay ningún otro presidente que lleve tanto tiempo en el cargo, más de cuatro décadas.
A sus 78 años, el mandatario ecuatoguineano ha situado a su hijo Teodoro Nguema Obiang, popularmente conocido como 'Teodorín', el primero en la línea de sucesión. Vicepresidente segundo desde 2012 y vicepresidente primero desde 2016, son varios los escándalos que han salpicado al hijo de Obiang, en particular relacionados con su lujoso tren de vida y sus problemas con la justicia francesa, sin que nada parezca haber afectado a su posición a nivel interno. En las recientes explosiones de un polvorín en Bata, fue él el rostro visible del Gobierno, acudiendo al lugar de los hechos y dando instrucciones.
También en Camerún los rumores son cada vez más insistentes respecto a una sucesión 'monárquica'. Aquí, Paul Biya lleva gobernando desde 1982, con una salud cada vez más debilitada y una edad que estaría por encima de los 90 años para las próximas elecciones, previstas en 2025.
Por ello, recientemente han surgido diversas campañas en las que se trata de promover ya la candidatura de su hijo, Franck Biya, para esta cita con las urnas, cuyos promotores aseguran que son un movimiento espontáneo que nada tiene que ver con el Gobierno. A sus 49 años, el hijo mayor de Biya es actualmente empresario y no ha ocupado ningún cargo político hasta la fecha.
CONGO Y UGANDA, TAMBIÉN EN LA MIRA
Otro de los veteranos mandatarios africanos que aún no ha designado sucesor es Dennis Sassou-Nguesso, quien ha gobernado Congo entre 1979 y la actualidad, con la excepción del ínterim entre 1992 y 1997. A sus 77 años, el presidente obtuvo una contundente victoria en las elecciones del pasado marzo, por lo que el país no debería celebrar elecciones hasta 2026.
Nuevamente uno de sus hijos parece tener opciones de sucederle. Dennis Christel Sassou-Nguesso es diputado desde 2012 y ha sido también vicepresidente de la petrolera estatal.
El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, es otro de los veteranos. En el poder desde 1986, el pasado diciembre obtuvo su reelección para un sexto mandato en unas elecciones rodeadas de polémica por la persecución contra la oposición, personificada en su rival, el célebre cantante Bobi Wine.
En uno de los países con la población más joven del mundo, el veterano presidente de 76 años es visto cada vez más como alejado de la realidad, de ahí el que muchos piensen que será su hijo Muhoozi Kainerugaba quien le suceda. Las especulaciones ya comenzaron tras nombrarle en 2017 como asesor presidencial y han aumentado a raíz de su designación como comandante de las Fuerzas Especiales el
pasado diciembre.
En el caso de Eritrea, uno de los países más herméticos del mundo, Isaias Afewerki ha gobernado sin oposición desde la independencia en 1973. Sin ningún tipo de institución democrática sobre la que sustentar un eventual traspaso de poder, también aquí se especula con que el presidente, de 75 años, podría pasar el testigo a su hijo Abraham, del que apenas se tienen datos.
Tampoco otro de los presidentes más veteranos de África ha designado por el momento un sucesor. Comandante del Frente Patriótico Ruandés (FPR) durante el final del genocidio de 1994, Paul Kagame es presidente desde 2000. Aunque ha asegurado que tiene intención de dejar el cargo en 2024, ya en 2012 dijo que no optaría a un tercer mandato, para luego proceder a enmendar la Constitución mediante referéndum en 2015 y presentarse en 2017. Más joven que otros veteranos mandatarios, con 64 años, tiene hijos igualmente más jóvenes que en el resto de casos, por lo que por ahora no se ha especulado con un traspaso de padre a hijo.