MSF denuncia que se han producido muertes en accidentes en la frontera entre Grecia y Macedonia
MADRID, 10 Jul. (EDIZIONES) -
Ahmed, nació en Mosul, en el norte de Irak, y decidió huir a Turquía cuando la situación en su ciudad natal, actualmente controlada por el grupo terrorista Estado Islámico, se volvió cada vez más tensa. Como en Turquía no podía asegurar una buena vida para él y su familia, decidió tratar de llegar a Europa a buscar asilo, pero el viaje resultó ser mucho más difícil de lo que había pensado.
"Mi idea inicial era pagar a un traficante para ir en barco desde la ciudad costera de Mersin (en Turquía) hasta Italia. Tuvimos que descender monte abajo por una pendiente hasta un pequeño bote que nos esperaba y que nos llevó a un barco más grande", relata.
"De pronto nos vimos rodeados por guardacostas turcos que nos dijeron que teníamos que dar la vuelta y regresar", prosigue, explicando que "el barco no se detuvo" por lo que los guardacostas "empezaron a disparar balas de goma a las personas que estábamos a bordo".
La situación siguió empeorando. "Al poco, apareció un barco del Ejército turco y comenzó a disparar con fuego real al motor", recuerda Ahmed, precisando que fue entonces cuando "el capitán de nuestro barco se dio por vencido y fuimos escoltados de regreso a Estambul".
El primer intento fallido no disuadió a Ahmed. "Tras este intento, traté de entrar en Europa a través de la frontera turca con Bulgaria, pero mi grupo fue detenido por la Policía antes de que ni siquiera pudiéramos llegar a la frontera", cuenta.
Foto: ALESSANDRO PENSO/MSF
Tampoco eso le hizo desistir. "Lo intenté de nuevo pagando a un traficante para que nos llevara de Turquía a la isla griega de Chios, pero el barco fue detenido por guardacostas turcos y nos enviaron otra vez de regreso a Turquía", recuerda Ahmed.
En su tercer intento de llegar por mar a Europa "me encontré hacinado junto con otras 50 personas en un pequeña lancha de goma que estuvo a punto de hundirse, pero la Guardia Costera griega nos rescató en el último minuto y nos trajo a Chios".
"Allí pasé cinco días durmiendo a la intemperie, con casi nada de comer, antes de obtener el permiso para salir de la isla hacia Atenas", explica. Ya en la capital griega, trató hasta en cinco ocasiones de "coger un avión a Alemania, pero fue imposible y, me rechazaron en el mostrador de seguridad porque no tenía la documentación correcta".
"Ahora estoy tratando de hacer el viaje a Alemania a pie, atravesando Macedonia, Serbia, Hungría y Austria. Sé que el resto del trayecto seguirá siendo difícil. Pero no hay otra esperanza para mí: mi única opción es llegar a Alemania y solicitar asilo para poder traer a mi familia allí", confiesa.
VARADO EN GRECIA
Foto: ALESSANDRO PENSO/MSF
Ahmed se encuentra actualmente varado junto a alrededor de otros 2.000 migrantes y refugiados en los bosques de los alrededores de la localidad griega de Idomeni, situada en la frontera con Macedonia. Según ha denunciado esta semana Médicos Sin Fronteras (MSF), la mayoría de las personas a las que ha atendido en Idomeni están huyendo de la guerra y la violencia en Siria, Afganistán e Irak.
MSF ha alertado de que algunos de ellos se encuentran en situación de especial vulnerabilidad dado que se trata de personas mayores o con discapacidad, mujeres embarazadas y niños menores de cinco años. Muchos viven en condiciones precarias, en el monte o en la estación de tren, y carecen de refugio, alimentos o acceso a instalaciones de higiene.
"La situación empeorará si más personas se quedan bloqueadas en la zona porque no hay servicios básicos y la gente tiene miedo de lo que le vaya a suceder", ha advertido el coordinador del proyecto de MSF en Idomeni, Antonis Rigas.
Según ha explicado, "muchos se ven obligados a asumir grandes riesgos con el fin de evitar ser descubiertos" lo que ha provocado "varios accidentes a lo largo del perímetro fronterizo donde se han producido muertes".
"Es absurdo cómo personas que huyen de la guerra y la violencia se ven forzadas a arriesgar sus vidas para alcanzar la seguridad en países que tienen la capacidad de garantizar su protección", ha lamentado Rigas.
ENGAÑADOS POR LOS TRAFICANTES
Foto: ALESSANDRO PENSO/MSF
Muhamed es también uno de los 2.000 que están atrapados en Idomenis. A sus 18 años, huyó de Idlib, en el este de Siria, tras resultar herido en una explosión. "El traficante nos mintió. Nos dijo que cuando se alcanza Grecia es muy fácil llegar a otros países de la Unión Europea, que solo era cuestión de sacar un billete y viajar a otro país", relata a MSF.
Pero, reconoce, "cuando llegué aquí me di cuenta de que no es así y que tengo que ir caminando, que no hay otra manera". "Estoy muy nervioso sobre el momento de cruzar porque he escuchado muchas historias de gente a la que han golpeado. Mi principal preocupación en este momento es que si me sucede algo, mi familia no sabrá lo que me ha pasado", comenta.
"Me han dicho que hay que atravesar Macedonia y que, una vez llegue a Serbia, todo va a estar bien. Que te dan los papeles y que puedes utilizarlos para ir a Hungría. Desde allí pasas a Austria y ya está hecho", relata, comentando el periplo que espera hacer algún día para alcanzar su sueño de una vida mejor.
Pese a todas las vicisitudes, tiene claro que volvería a hacerlo. "De todas formas, no me arrepiento de la decisión de abandonar Siria. Si estuviera allí, tendría que estar luchando en el Ejército o estaría muerto. Y no puedo volver a Turquía: si vuelvo atrás, no habrá nada para mí", afirma.