MADRID, 18 Abr. (EUROPA PRESS) -
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha afirmado este martes que el Ejército de Estados Unidos "no tomó las precauciones necesarias" para evitar víctimas civiles en un bombardeo ejecutado en marzo contra una mezquita en la localidad siria de Al Jina, en la que murieron al menos 38 civiles.
Tras el suceso, el portavoz del Mando Central de Estados Unidos, John J. Thomas, confirmó un bombardeo contra una reunión de miembros de la organización terrorista Al Qaeda en la ciudad, afirmando que la mezquita no había sido alcanzada.
"No atacamos mezquitas", dijo. "Lo que atacamos fue destruido. Hay una mezquita a unos 15 metros de ese edificio, y aún sigue en pie", agregó. Pese a ello, indicó que Washington abriría una investigación.
Por su parte, el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, con sede en Londres e informantes en el país árabe, manifestó que el bombardeo había causado 42 muertos, describiendo lo ocurrido como "una masacre".
En este sentido, HRW ha destacado que las declaraciones de altos cargos militares sobre lo sucedido "indican que no entendieron que el edificio atacado era una mezquita y que se iban a iniciar los rezos (...) en el momento del ataque".
Asimismo, ha apuntado que "no se han encontrado pruebas que respalden la afirmación de que miembros de Al Qaeda o de cualquier otro grupo armado estuvieran reunidos en la mezquita".
"Parece que Estados Unidos entendió varias cosas mal en este ataque, y decenas de civiles pagaron el precio", ha dicho el subdirector de Emergencias de HRW, Ole Solvang.
"Las autoridades estadounidenses deben aclarar qué es lo que salió mal, empezando por hacer sus deberes antes de llevar a cabo ataques, y garantizar que no vuelve a ocurrir", ha agregado.
HRW ha reclamado a las autoridades del país norteamericano que publiquen los resultados de su investigación sobre el bombardeo en Al Jina, que compensen a las víctimas civiles o a sus familias, y que hagan rendir cuentas a los responsables del ataque.
La organización ha detallado que ha entrevistado a catorce personas con conocimiento del ataque, incluidas cuatro que estaban en el edificio en el momento del mismo, así como las investigaciones del grupo Bellingcat, que analizó vídeos y fotografías del ataque.
Así, ha asegurado que, si bien las autoridades estadounidenses han reconocido que había una mezquita cerca del edificio bombardeado, las pruebas recabadas apuntan a que este edificio era también una mezquita "bien conocida y utilizada por los residentes en la zona".
"Si bien la mezquita no tenía minarete ni cúpula, la vigilancia aérea debería haber mostrado la reunión de gente. Cualquier intento de verificar a través de fuentes locales qué tipo de edificio era hubiera permitido determinar que se trataba de una mezquita", ha dicho HRW.
HRW ha indicado además que "las autoridades estadounidenses habrían entendido de forma equivocada la forma de vida en la zona", apuntando a que no se tuvieron en cuenta los horarios del rezo a la hora de llevar a cabo el bombardeo, independientemente de que el edificio atacado fuera una mezquita, ya que sí sabían que había una muy cerca.
Por último, ha subrayado que los residentes entrevistados han indicado que "no había miembros de grupos armados en la mezquita o en la zona en el momento del ataque". Los servicios de emergencia resaltaron que los muertos y heridos llevaban ropas civiles y que no vieron armas en el lugar.
"Incluso si había miembros de grupos armados en la mezquita, entender la naturaleza del edificio atacado y la forma de vida alrededor del edificio sería crucial para determinar el riesgo para los civiles y para tomar las medidas necesarias para reducir el número de víctimas civiles", ha argumentado HRW.
"Bombardear una mezquita antes de los rezos y después atacar a la gente que intentaba escapar sin saber si eran civiles o combatientes podría ser perfectamente algo desproporcionado o indiscriminado", ha subrayado, recordando que "los ataques indiscriminados o desproporcionados suponen una violación de las leyes de la guerra".