La ONG dice que lo ocurrido a seis retornados debería servir de "señal de alarma" de que no se dan las condiciones para el regreso aún
MADRID, 21 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades birmanas han torturado y encarcelado a refugiados rohingya que han regresado al estado de Rajine desde el vecino Bangladesh, según ha denunciado este martes Human Rights Watch (HRW), que ha reiterado la necesidad de protección internacional para esta minoría musulmana antes de que los cientos de miles que se han refugiado en el último año en el país vecino puedan regresar a Birmania.
"La tortura de retornados rohingya expone la mentira de las promesas del Gobierno birmano de que los refugiados que regresen estarán a salvo y protegidos", ha subrayado el subdirector para Asia de HRW, Phil Robertson.
"Pese a la retórica de Birmania garantizando un retorno seguro y digno, la realidad es que los rohingya que regresan todavía se enfrentan a la persecución y los abusos que les forzaron a huir", ha denunciado.
Más de 700.000 rohingya han huido en el último año de Rajine a Bangladesh ante la ola represión lanzada por las fuerzas de seguridad después de ataques perpetrados por insurgentes rohingya contra puestos policiales el 25 de agosto pasado.
HRW ha hablado con seis rohingyas, tres hombres y tres adolescentes, uno de ellos de 16 años, que fueron detenidos por la Policía Fronteriza (BGP) en distintos momentos tras regresar a Rajine para ganar dinero. Todos ellos han asegurado que las fuerzas de seguridad les torturaron mientras estaban detenidos a la espera de juicio.
En todos los casos, según ha explicado la ONG en un comunicado, fueron sometidos a juicios sumarios y condenados a cuatro años de cárcel, aparentemente por cruzado de forma ilegal la frontera, si bien fueron indultados un mes después por el Gobierno junto a decenas más.
Según HRW, el pasado 1 de junio las autoridades les presentaron a un grupo de periodistas que estaba de visita en el país en un intento por demostrar que estaban tratando bien a los rohingya y que es seguro para estos regresar a Birmania. Tras ello, los seis huyeron nuevamente a Bangladesh.
INTENTARON FORZAR SU CONFESIÓN
Los seis refugiados, que permanecieron detenidos en Maungdaw, han contado a la ONG que los agentes de la BGP les interrogaron repetidamente a punta de pistola sobre el grupo miliciano Ejército de Salvación Rohingya de Arakán (ARSA). Además, les golpearon con sus puños, palos y barras, les sometieron a electrochoques y les forzaron a mantener posturas incómodas para que confesaran ser miembros de ARSA, además de darles escasa agua y comida.
Los malos tratos continuaron tras su traslado a centros de detención a la espera de juicio, según han indicado, denunciando que no tuvieron acceso a asesoramiento legal y que los procesos se realizaron en birmano, un idioma que apenas entienden. Una vez condenados fueron trasladados a la prisión de Buthidaung.
Los seis fueron indultados por el presidente del país, Win Myint, el 23 de mayo junto con otros más de 50 retornados rohingya y, tras obligarles aceptar el Carné de Verificación Nacional (CVN) que muchos rohingyas rechazan porque consideran que es contrario a su reivindicación de la ciudadanía birmana, fueron llevados al centro de tránsito Hla Poe Kaung, donde fueron presentados en público.
En dicho acto, según HRW, el ministro de Bienestar, Win Myat Aye, dijo que los retornados recibirían dinero para reconstruir sus hogares y ayuda humanitaria y que podrían traer de vuelta a sus familias de Bangladesh. Según han contado a la ONG, las autoridades les dijeron lo que tenían que contar a la prensa.
Una vez que los periodistas se habían marchado, se les advirtió de que no podían abandonar las instalaciones pero, ante el temor a volver a ser detenidos y torturados, dos grupos de ellos, incluidos los seis con los que habló HRW, huyeron de nuevo a Bangladesh.
"El trato de estos refugiados rohingya debería ser una señal de alarma para aquellos que creen que las autoridades birmanas están dispuestas a garantizar los retornos seguros", ha subrayado Robertson.
"Birmania tiene un largo camino que recorrer antes de que pueda demostrar su seriedad respecto a introducir las reformas necesarias para un retorno voluntario, seguro y digno", ha prevenido el responsable de HRW.