MADRID, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha acusado este lunes a las fuerzas gubernamentales de Birmania de violar y cometer abusos sexuales contra mujeres y niñas de la comunidad rohingya durante sus operaciones en el estado de Rajine a finales de 2016.
En su comunicado, HRW ha reclamado al Gobierno que respalde una investigación internacional independiente sobre estos abusos con el objetivo de determinar si hubo una campaña sistemática de violaciones contra esta minoría musulmana.
La organización ha destacado que soldados y miembros de la Policía fronteriza participaron en violaciones, violaciones en grupo, cacheos abusivos y abusos sexuales en al menos nueve localidades del distrito de Maungdaw.
Supervivientes y testigos citados por HRW han afirmado que los implicados llevaron a cabo sus acciones en grupo, llegando a amenazar a varias mujeres a punta de pistola mientras eran violadas.
"Estos ataques horribles contra mujeres y niñas rohingya por parte de las fuerzas de seguridad agregan un nuevo y brutal capítulo al largo y enfermizo historial de violencia sexual contra las mujeres por parte del Ejército de Birmania", ha dicho Priyanka Motaparthy, investigadora sobre Emergencias de HRW.
"Los comandantes del Ejército y la Policía deben ser hechos responsables de estos crímenes si no hicieron todo lo que estaba en su mano para detenerlos o castigar a los involucrados", ha recalcado.
Los investigadores de HRW han entrevistado a 18 mujeres, once de las cuales habían sufrido abusos sexuales, y diez hombres entre diciembre y enero, lo que ha permitido a la organización documentar 28 incidentes de violación o abusos sexuales.
Muchas de las entrevistadas han relatado cómo soldados rodearon sus localidades, reunieron a los residentes, separando a hombres y mujeres, y les detuvieron durante horas. En este proceso, mataron a tiros a varios y violaron a mujeres y niñas.
"Reunieron a todas las mujeres y empezaron a pegarnos con varas de bambú y a patearnos con sus botas. Tras agredirnos, el Ejército nos llevó a mí y otras 15 mujeres de mi edad y nos separaron. Los soldados me violaron uno a uno, desgarrando mi ropa", ha dicho Ayesha, de unos 20 años de edad.
Nur, de 40 años, ha relatado cómo los soldados irrumpieron en su vivienda y la violaron antes de asesinar a su marido con un machete delante suyo. "Otros tres hombres me violaron después", ha agregado.
HRW ha destacado que "la violencia sexual no parece ser aleatoria u oportunista, sino parte de un ataque coordinado y sistemático contra los rohingya, en parte por su etnia y religión".
Varias de las entrevistadas han asegurado que los militares las insultaron llamándolas 'puta bengalí' y 'puta musulmana' mientras las violaban. "Te mataremos porque eres muslmana", dijo uno de los militares, según el relato de una de las entrevistadas.
La organización ha destacado que las autoridades birmanas no han tomado medidas para investigar las denuncias de violencia sexual y otros abusos por parte de las organizaciones no gubernamentales.
"El Gobierno debe dejar de hacer frente a estas acusaciones y dar a los supervivientes acceso al apoyo, la sanidad y otros servicios que necesitan", ha manifestado Motaparthy.
"El fracaso del Gobierno a la hora de investigar las violaciones y otros crímenes contra los rohingya debería dejar claro a los amigos de Birmania y a los donantes que es urgentemente necesaria una investigación internacional e independiente para llegar al fondo de los mismos", ha remachado.
LAS ACUSACIONES DE LA ONU
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas acusó el viernes al Ejército de Birmania de cometer una serie de espantosas atrocidades contra la población rohingya, desde violaciones en masa hasta la ejecución de bebés, en el marco de la persecución que el Gobierno birmano ha acelerado el pasado mes de octubre y que podría tratarse de un "crimen contra la Humanidad".
Según los informes de testigos que baraja el jefe de la oficina, Zeid Raad al Husein, el Ejército birmano es responsable del "asesinato de bebés, niños, mujeres y ancianos, tiroteos indiscriminados contra civiles a la huida, quemar pueblos enteros, detenciones masivas, violaciones y abusos sexuales sistemáticos y en masa, así como la destrucción deliberada de fuentes de alimentos".
Naciones Unidas ha recabado las declaraciones de más de 200 personas que han conseguido escapar del asedio del Ejército de Birmania. La inmensa mayoría de los entrevistados han sido testigos de algún acto de brutalidad.
Más de la mitad de las 101 mujeres consultadas ha declarado haber sido objeto de abusos o violaciones y, en general, todos describen actos de una violencia inusitada.
Una testigo ha llegado a declarar que su hijo de ocho meses fue degollado y otra que su hija de cinco años fue asesinada cuando intentaba impedir que violaran a su madre.
Al Husein describió, en su informe presentado este viernes en Ginebra, escenas de "crueldad devastadora e insoportable" en las llamadas "zonas para operaciones de desalojo rohingya", donde probablemente el Ejército ha asesinado a cientos de personas.
Naciones Unidas apunta que las conclusiones del informe arrojan, "con casi toda probabilidad", que el Ejército birmano ha cometido crímenes contra la Humanidad desde el inicio de la última fase de la campaña de exterminio contra los rohingya, documentada por ONG y países vecinos como Bangladesh o Malasia, que alcanzó su punto culminante a finales de 2016 y prosigue, aunque a menor escala e intensidad, durante estas primeras semanas de 2017.
El Gobierno birmano ha negado que exista una campaña de exterminio y asegura que la misión del Ejército es la de eliminar a ciertos elementos terroristas entre las filas rohingya.
Las pruebas recabadas por la ONU y múltiples organizaciones rebaten esta versión y condenan el silencio que mantiene a este respecto la premio Nobel de la Paz y líder 'de facto' del país, Aung San Suu Kyi.