Pide a la junta militar que trabaje para "dar una mejor protección y mayor asistencia a las personas en riesgo"
MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los grupos yihadistas que operan en Burkina Faso han incrementado sus ataques desde finales de 2022 y están "causando el caos" en el país africano, donde han cometido "atrocidades contra civiles" con sus atentados, saqueos y cercos a diversas localidades, según ha denunciado este jueves la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW).
"Los grupos islamistas armados están causando el caos en Burkina Faso atacando aldeas y localidades y cometiendo atrocidades contra civiles", ha dicho la subdirectora de la ONG para África, Carine Kaneza Nantulya, quien ha pedido a la junta militar que "trabaje con organismos regionales y gobiernos para dar una mejor protección y mayor asistencia a las personas en riesgo".
La junta militar, encabezada por Ibrahim Traoré, anunció en abril una "movilización general" como parte de un plan para reforzar las operaciones de seguridad --en las que el Ejército cuenta con el apoyo de 'voluntarios' reclutados por las autoridades durante los últimos meses-- y recuperar el control de los territorios en manos de grupos terroristas.
Los sucesivos gobiernos burkineses han hecho frente desde 2015 a un aumento de la insurgencia islamista, que se ha propagado por el Sahel desde el norte de Malí y ha causado la muerte de miles de personas, al tiempo que ha provocado el desplazamiento forzoso de alrededor de dos millones de personas, tanto dentro del país como a otros estados de la región.
Los ataques, principalmente ejecutados por el Grupo de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (JNIM), rama de Al Qaeda en la región, y Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS), lo que ha provocado que el Estado pierda el control de cerca del 40 por ciento del territorio, una situación que catalizó los dos golpes de Estado que sufrió el país el año pasado.
HRW ha especificado que ha entrevistado a 36 personas entre enero y mayo para abordar los abusos supuestamente cometidos por estos grupos armados en las regiones de Centro-Oeste, Centro-Norte y Sahel. Entre estas personas hay 19 testigos, cuatro familiares de víctimas, seis miembros de organizaciones de la sociedad civil y siete representantes de organizaciones internacionales.
A pesar de que ningún grupo armado ha reclamado la autoría de estos ataques, testigos consideran que los asaltantes eran miembros de grupos islamistas armados por sus métodos de ataque, la elección de objetivos y su forma de vestir, así como declaraciones de los atacantes, incluidas demandas a los residentes para que abandonen la zona.
Estos grupos han utilizado en los últimos años el desplazamiento forzoso como estrategia para consolidar su poder y autoridad y para castigar de forma colectiva a residentes y habitantes por supuestamente colaborar con las autoridades gubernamentales y las fuerzas de seguridad, especialmente a raíz de las campañas de reclutamiento de 'voluntarios'.
EJECUCIONES Y AMENAZAS A CIVILES
En este contexto, HRW ha reseñado que estos grupos atacaron en varias ocasiones la localidad de Dassa, en la provincia de Sanguié, entre diciembre y enero, ante los esfuerzos de reclutamiento por parte de las autoridades, lo que provocó el desplazamiento de importantes grupos de población.
Un residente de 46 años ha relatado que los asaltantes mataron el 26 de enero a doce hombres en Dassa, aparentemente en venganza por estas actividades de reclutamiento. "Llegaron y preguntaron quiénes se habían registrado como 'voluntarios'. (Los residentes) Respondieron: 'No hay candidatos entre nosotros'", ha señalado, antes de agregar que los atacantes dijeron que "sabían que había gente registrada", tras lo que "mataron a los hombres y se fueron".
Asimismo, una mujer de 27 años ha manifestado que combatientes armados llegaron el 4 de enero a bordo de motocicletas a su localidad de residencia, Zincko, en la provincia de Sanmatenga, y emitieron un ultimátum a los residentes para que abandonaran el lugar. "Nos dieron 48 horas para irnos. Pararon para decir que en dos días llegarían una oleada y que no querían encontrar a nadie aquí", ha agregado.
Estos grupos han llevado además cercos contra varias localidades en las regiones de Sahel y Este, bloqueando la llegada de alimentos, ayuda humanitaria y suministros, lo que ha provocado muertes por hambre y enfermedades entre residentes y desplazados. Residentes de Djibo, en Sahel, han descrito cómo alimentaron a sus familiares con hojas hervidas durante días.
HRW había documentado previamente abusos por parte de estos grupos terroristas, incluidas ejecuciones sumarias, violaciones, secuestros y saqueos, mientras que las Fuerzas Armadas y milicias progubernamentales han estado igualmente detrás de graves abusos en el marco de sus operaciones contra el yihadismo.
"Los grupos armados islamistas están agregando miseria a los civiles atrapados por los combates al aislarles de forma ilegal de la comida y la ayuda humanitaria", ha denunciado Kanenza Nantulya, según un comunicado publicado por la organización no gubernamental.
Por ello, ha hecho hincapié en que "la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos no debe perder de vista la alarmante situación en Burkina Faso y debe ayudar a garantizar que las autoridades militares de transición llevan a cabo investigaciones imparciales y juzgan a los miembros de grupos armados islamistas implicados en estas atrocidades".