MADRID, 14 Ago. (EUROPA PRESS) -
La ONG Human Rights Watch (HRW), especializada en el seguimiento de la situación humanitaria, ha acusado a militares cameruneses de la ejecución sumaria de una decena de personas durante sus operaciones contra la insurgencia en la región de Noroeste entre el 24 de abril y el 12 de junio.
El informe de la organización, publicado esta semana, acusa también a los militares de todo un espectro de abusos: les responsabiliza de quemar una docena de viviendas, de saquear centros médicos, de detener de manera arbitraria al menos a 26 personas y de participar en la desaparición forzada de hasta 17 otras.
Todo ello durante las operaciones militares contra los grupos independentistas de las dos regiones de habla inglesa de Camerún, Noroeste y Suroeste, que a su vez también han sido acusados por la organización de graves abusos cometidos durante el mismo período, incluidos asesinatos y secuestros de civiles y ataques contra estudiantes, maestros y escuelas.
HRW destaca incidentes como el ocurrido el 1 de junio en la comunidad de Missong donde, según testigos consultados por la ONG, soldados del 53 Batallón de Infantería Motorizada (Bataillon d'infanterie motorisée, BIM) mataron a nueve personas, incluidas cuatro mujeres y una niña de 18 meses durante una operación de represalia contra los habitantes del poblado, acusados por el Ejército de albergar combatientes separatistas.
Human Rights Watch ha intentado obtener una respuesta del portavoz del Ejército de Camerún, el coronel Cyrille Serge Atonfack Guemo, pero hasta ahora no ha recibido contestación.
Por último, la ONG recuerda la grave crisis política y de seguridad que lleva ocurriendo desde 2016 por el conflicto entre el Ejército y los grupos separatistas armados que buscan la independencia de su autoproclamado estado de Ambazonia.
La violencia ha causado unas 6.000 muertes, casi 600.000 personas desplazadas internamente dentro de las regiones angloparlantes y vecinas, y más de 77.000 personas se han visto obligadas a convertirse en refugiados en Nigeria. Se trata, según Naciones Unidas, de una de las crisis más olvidadas del mundo.