MADRID, 7 Ene. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro de Camboya, Hun Sen, ha comenzado este viernes una visita de dos días a Birmania en un viaje que supone, según la ONG Human Rights Watch (HRW), una legitimación del régimen militar golpista que asumió el poder por la fuerza en febrero del año pasado y cuya represión ha provocado más de un millar de muertos y más de 10.000 detenidos.
El viaje de Hun Sen combina varias circunstancias perjudiciales para la situación de los Derechos Humanos en el país: se trata de la primera visita de un jefe de Estado extranjero desde el golpe de estado con el agravante de que Hun Sen preside ahora mismo la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), el organismo regional encargado de gestionar esta crisis, y algunos de sus países miembros han condenado sin paliativos a las autoridades birmanas.
Por ello, desde HRW se entiende que la visita de Hun Sen podría ser entendida como una concesión a las autoridades birmanas para seguir con su campaña de represión y un ataque directo a los esfuerzos de la propia ASEAN para intentar resolver de manera pacífica la situación.
"Teniendo en cuenta que el primer ministro Hun Sen no ha insistido en reunirse con todas las partes del conflicto, entre ellos la líder opositora encarcelada Aung San Suu Kyi, el mandatario demuestra una clara orientación autoritaria en el sentido de que cree que todos los problemas se pueden resolver entre dictadores a puerta cerrada", ha lamentado el director adjunto de HRW para Asia, Phil Robertson, al diario 'Thai Enquirer'.
En este sentido, el Gobierno birmano en el exilio ha exigido al primer ministro que solo coopere con las "instituciones legítimas del país, que comprenden a los líderes elegidos por el pueblo de Birmania".
FRICCIÓN INTERNACIONAL
Robertson ha insistido en que la visita de Hun Sen amenaza con profundizar las divisiones existentes en el organismo regional. "Se trata de una postura que resquebraja la, de por sí, muy frágil decisión de la ASEAN por la que ha impedido participar a las autoridades militares en cualquier reunión del grupo a no ser que apliquen el plan de restauración nacional que el propio líder de la junta, Min Aung Hlaing, aceptó en abril", ha declarado.
HRW se muestra además escéptica ante cualquier propuesta que el primer ministro camboyano pudiera ofrecer a las autoridades birmanas. El mandatario no ha dado pistas de sus intenciones más allá de una garantía de que lo que ofrezca a las autoridades no quedará muy lejos de lo debatido durante las negociaciones del mencionado paz.